El uso de teléfonos móviles y redes inalámbricas es seguro.
Es la conclusión de un estudio elaborado en Noruega que ha analizado
todas las amenazas que se les atribuyen, y las ha descartado. Ni riesgo de cáncer, ni de infertilidad,
ni ninguna otra enfermedad o problema de salud. Estos dispositivos no
mostraron la capacidad de dañar a los que se encuentran bajo su
influencia. Aunque ésta sea prolongada en el tiempo.
Los responsables del estudio, encargado por el Instituto de Salud Pública noruego, revisaron toda la literatura científica independiente
y de calidad sobre el tema. No encontraron evidencias de ningún riesgo
para el cuerpo humano derivado del uso de estas tecnologías. Un resumen del dossier completo está publicado, en inglés, en su propia página web.
Los campos electromagnéticos creados por ondas de radio pueden ser perjudiciales para la salud, pero sólo cuando la potencia es elevada.
Un exceso puede aumentar la temperatura de los tejidos, o estimular las
células nerviosas, y ser dañina. Se estima que una persona sometida
durante 30 minutos a 4 vatios por cada kilo de peso aumentaría su temperatura corporal 1 ºC. Ahí se ha establecido la barrera de lo que se considera peligroso.
Pero
la normativa internacional exige que las antenas de los teléfonos
móviles —y otros dispositivos que emiten ondas de radiofrecuencia— sean al menos 50 veces más débiles. Y apenas unos pocos terminales se acercan a este límite. Sus efectos son tan tenues que, según el estudio, se pueden descartar por insignificantes.
¿Y
por qué a veces se calienta la oreja? Los expertos del informe aseguran
que es debido a la temperatura de la batería, y no un aumento provocado
por campos electromagnéticos.
No aumenta el riesgo de cáncer
Muchos investigadores han buscado una relación entre el uso de teléfonos móviles y la aparición de tumores en la cabeza y cuello.
Los terminales emiten a más potencia durante las llamadas, cuando están
cerca de dichas zonas. Sin embargo, el comité noruego no encontró
evidencias de aumento en el número de casos de cáncer —ni en éstas ni en
otras partes del cuerpo— que pudiesen tener relación con la telefonía
móvil.
Si
los teléfonos móviles pudiesen desencadenar la aparición de tumores,
sostienen, habría un aumento de los casos durante las últimas dos
décadas. En los últimos 20 años el número de usuarios se ha multiplicado de manera exponencial. Pero los registros no muestran que haya ahora más casos que antes.
Hipersensibilidad electromagnética
Algunos ciudadanos aseguran padecer «hipersensibilidad electromagnética».
Una plétora de síntomas —dolor de cabeza, insomnio, ansiedad y otros—
que los afectados relacionan con la presencia de campos
electromagnéticos, entre los que destacan las redes inalámbricas y las redes de telefonía móvil.
El
estudio noruego asegura que no ha encontrado ninguna prueba de que
estos dispositivos puedan causar ningún problema de salud. ¿Se trata
entonces de una enfermedad imaginaria? «No tenemos tampoco pruebas para
decir que los síntomas sean imaginarios. Pero un gran número de estudios
sugieren que estos síntomas tienen que tener otras causas distintas a
los efectos físicos de los campos electromagnéticos de baja potencia»,
ha asegurado Jan Alexander, director del comité que ha elaborado el
informe. «Nuestra opinión es que los servicios de salud han de tomar en
consideración a los afectados con estos problemas de salud y ser
tratados como el resto de pacientes».
Evidencias suficientes
El comité cree que el material revisado es suficiente para asegurar con un alto grado de certeza la inocuidad de estos dispositivos.
Se han descartado efectos dañinos sobre tejidos de humanos y otros
animales. No se han encontrado pruebas que relacionen la expansión de
ninguna enfermedad con la aparición de los teléfonos móviles. Todas las
pruebas apuntan en la misma direccion. No hay riesgos ni en la telefonía
móvil ni en las conexiones inalámbricas.