El
famoso «ovni del Báltico» no es más que un depósito glaciar, una
formación rocosa arrastrada por el hielo hasta el mar hace miles de
años. A esa conclusión ha llegado Volker Brüchert,
profesor asociado de Geología de la Universidad de Estocolmo, tras
estudiar las muestras facilitadas por su descubridor, el cazatesoros
Peter Lindberg, que no ha querido hacer ningún comentario al respecto.
El pasado mes de abril, el grupo de cazatesoros sueco Ocean X, liderado por Peter Lindberg, anunció a bombo y platillo el descubrimiento de un extraño y enorme objeto en
el fondo del mar Báltico. Tenía unos 60 metros de diámetro y su curiosa
forma ovalada, con dos picudos y largos salientes simétricos, unido a
unas misteriosas marcas de arrastre de varios cientos de metros,
hicieron pensar a Lindberg que dicho objeto había caído al mar y se
había deslizado sobre el fondo hasta quedar totalmente inmóvil en su
posición actual.
De
inmediato se desataron las especulaciones, desde un antiguo experimento
nazi a los restos de la Atlántida o, mejor aún, de una nave
extraterrestre estrellada allí quién sabe cuándo. Sea como fuere, el
objeto fue bautizado como «la anomalía del Báltico» y desde entonces
Lindberg ha hecho todo lo posible por darle eco y reunir fondos para
nuevas expediciones. Al mismo tiempo, claro, que recolectaba titulares
en todo el mundo y una enorme publicidad para su empresa. Hasta el
momento, su equipo ha realizado ya dos expediciones a la zona, y una
tercera está prevista, aunque no confirmada, para el verano que viene.
El
propio Lindberg maneja varias posibilidades sobre la naturaleza del
objeto, al que califica de extraño y enormemente antiguo, «quizá decenas
de miles de años antes de la Edad de Hielo», según sus propias
palabras. Para aclararnos, el pico máximo de la Edad de Hielo tuvo lugar
hace cerca de 20.000 años... Aunque nunca ha descartado del todo que
pudiera tratarse de una formación natural, quizá un meteorito que
atravesara el hielo durante aquel periodo glaciar, o el fruto de un
volcán submarino.
Por
supuesto, la localización exacta del objeto no ha sido revelada por
Lindberg, que se garantiza así la exclusividad del (posible) hallazgo.
Lo que sí ha dicho que el supuesto ovni se encuentra a unos 90 metros de
profundidad en el fondo del golfo de Botnia, un estrecho brazo de mar de unos 700 km. de longitud situado entre Finlandia y Suecia.
Formado en la Edad de Hielo
Tal y como ya informó ABC,
a finales de julio los buceadores de Ocean X recabaron algunas muestras
del objeto, y las enviaron para su estudio a Volker Brüchert. Y sus
conclusiones fueron un jarro de agua fría para Lindberg: «Me encontré
-dijo el investigador- con un mineral negro que podría ser muy bien una
roca volcánica. Mi hipótesis es que este objeto, esta gran estructura,
se formó durante la Edad de Hielo hace muchos miles de años».
Vamos,
que el geólogo encontró una explicación a las primeras de cambio sobre
la «misteriosa e inexplicable» naturaleza del objeto. La web de
divulgación científica Life's Little Mysteries se puso en contacto con el investigador, quien aseguró que no hay nada de misterioso en la «anomalía del Báltico».
«Es
bueno que haya voces críticas sobre este supuesto "misterio del Mar
Báltico"-asegura Brüchert- . Lo que el equipo de Team X ignoraba por
completo es que la mayor parte de las muestras que sacaron del fondo del
mar eran granito, gneis (rocas con la misma composición que el granito)
y arenisca». Y esto, según el científico, es exactamente lo que
esperaríamos ver en una cuenca glaciar. El Mar Báltico entero es una gran cuenca glaciar, una región excavada por el hielo hace miles y miles de años.
Pero
junto a esas rocas corrientes, los buceadores sacaron a la luz algo
mucho más interesante: un fragmento de roca basáltica, un tipo de
mineral que se forma al endurecerse la lava. «Dado que todo el norte de
la región del Báltico está enormemente influenciada por el deshielo de
los glaciares, tanto la estructura (el supuesto ovni) como estas
muestras de roca se formaron probablemente en íntima conexión con los
procesos glaciares y post glaciares. Y lo más probable es que esas rocas
fueron transportadas por los glaciares».
En otras palabras, que el famoso ovni no sería más que un depósito glacial,
una formación rocosa arrastrada al mar por los hielos (lo que, además,
explica las marcas) hasta su posición actual. Por supuesto, ni Lindberg
ni ningún otro miembro de Ocean X han querido hacer comentario alguno
sobre los resultados de este análisis. En cuanto a las fotografías,
conviene recordar que la única de la que se dispone es la del escaneo
por sonar original. Una clase de imágenes que resultan bastante
difíciles de interpretar y de las que todos los expertos en la materia
advierten que no hay que tomarse al pie de la letra.
Con
todo, lo más seguro es que esta historia no haya escrito aún su último
capítulo. Y Lindberg, probablemente, no tardará en sacarse algún otro as
de la manga.