Las comunicaciones por escrito están reduciendo las orales a una costumbre de culto, sobre todo en los jóvenes. Dicen que eligen esta vía para aprovechar mejor el tiempo.
Apenas exagerando podría decirse que si fuera por los adolescentes,
los fabricantes de celulares podrían pensar en algún modelo sin
micrófono ni auricular. Es que los jóvenes casi no usan el teléfono para
hablar. Lo utilizan, mayoritariamente, para comunicarse a través de
textos, sea vía SMS, mensajería o redes sociales. Y dejan las
conversaciones para casos excepcionales, o para cuando deben interactuar
con personas mayores.
Sólo a través del servicio de mensajería
instantánea WhatsApp se envían unos cuatro mil millones de textos al día
en el mundo. Y en el país, según la consultora Carrier & Asociados,
un 72 % de los jóvenes privilegia la comunicación escrita por sobre la
oral en el celular.
Con matices, los datos de las operadoras de
telefonía celular van en el mismo sentido. Para los nacidos en la era de
Internet la norma es escribir, y hacerlo de un modo particular, usando
elementos de las comunicaciones orales, apelando a emoticones,
marcadores del discurso hablado y nuevas abreviaturas y siglas.
Datos
de la Comisión Nacional de Comunicaciones difundidos por el Indec
muestran que el envío de SMS en latinoamerica no para de crecer. Y su
curva de incremento es, sobre todo en este año, bastante más empinada
que la del crecimiento del número de llamadas realizadas. Mientras que,
según la misma fuente, el número de llamadas urbanas realizadas desde
teléfonos de línea ha caído en los últimos meses, tras años en los que
apenas creció.
A su vez, un informe de The Washington Post
señala que en los EE.UU. no sólo las personas hacen cada vez menos
llamados, sino que, cuando los hacen, tienen conversaciones más cortas.
La duración media de una llamada por celular se ha reducido de 2,38
minutos en 1993 a 1,81 minutos en 2009, señala el Post . Además, entre 2005 y 2009 en EE.UU. el número de mensajes de texto de diferentes tipos se disparó un 1.840 %.
La
tendencia es ya objeto de trabajos académicos y despierta inquietudes.
¿Por qué los más chicos prefieren escribir a hablar? ¿Terminará la
conversación siendo un hecho excepcional?
Rosalía Winocur, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana de México y autora del libro Robinson Crusoe ya tiene celular
, señala que la afición de los jóvenes a comunicarse vía textos no
implica que ellos interactúen menos o que haya disminuido su
sociabilidad. La experta previene sobre la distorsión que podría
producir observar los modos de uso del celular de los jóvenes sin
considerar sus demás ámbitos de contacto.
En el mismo sentido,
Roberto Igarza, experto en consumos culturales y miembro de la Academia
Nacional de Educación, dice que el fenómeno se sitúa en el marco de una
generación que posiblemente sea más expresiva que las anteriores. “Aún
con menos oralidad es una generación en comunicación permanente”, dice
Igarza.
Sobre las causas que llevan a los más chicos a preferir
los textos, Winocur explica: “Los jóvenes actúan así, entre otras cosas,
para ser más productivos. Pero no es tanto un cálculo consciente, más
bien ellos están instalados en una cultura que tiene la ansiedad de
tratar de incorporar la mayor cantidad de información posible en el
menor tiempo posible, a estar visible en la mayor cantidad de escenarios
posibles, entonces para poder hacer eso necesitan una gran economía de
la comunicación”.
En tanto Mónica Varela, directora del
departamento de Ingresos del ITBA, señala otro aspecto valorado por los
jóvenes: los mensajes de texto permiten una privacidad que no es posible
en las comunicaciones orales en espacios compartidos con otras
personas.
A la vez, señala Winocur como aspecto positivo del
fenómeno, nunca los jóvenes escribieron tanto como ahora, lo que implica
una operación de organización del pensamiento que en la interacción
espontánea no está presente.
Por su parte, Roxana Morduchowicz, autora del libro Los adolescentes y las redes sociales
, señala que el diálogo a través de pantallas y del texto permite a los
adolescentes construir una relación en un espacio más libre y hablar de
temas que de otra manera no abordarían. “Los adolescentes ven en la
pantalla un buen lugar para compartir confidencias difíciles de expresar
en persona. La mediación electrónica permite a los adolescentes hablar
de sí mismos con menos inhibición, evitando el cara a cara y el juicio
valorativo de sus pares”,