viernes, octubre 26, 2012

Waze, la app de mapas que desplaza a Apple y Google

El fracaso de los mapas de Apple ha dado impulso a otras aplicaciones.

Los mapas y los viajes son como el aire y la vida. Los necesitamos. Algunos incluso los coleccionan. Con la irrupción de las aplicaciones e internet, se ha desatado una nueva mapamanía. El fracaso de Apple en este terreno ha dado impulso a app independientes. La mejor, Waze...

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Es el momento de Waze, una aplicación de mapas (iOS 6 y Android), tráfico y navegación GPS divertida y colaborativa. Hasta no hace mucho era un guiño entre aficionados a la tecnología, pero desconocida entre el gran público. Sin embargo, el fiasco de los mapas de Apple en iOS 6, en su lucha por desplazar a Google Maps, ha provocado un efecto impensable en propuestas independientes. Apple reconoció su deficiente trabajo, y, curiosamente, recomendó alternativas, entre ellas Waze, que, con ese aval, ya suma 29 millones de usuarios.

Y bien, ¿qué tiene de especial Waze? En principio, sus mapas son claros y ordenados, sus iconos, grandes, fáciles de usar al volante del coche. Y lo más diferenciador: se trata de una aplicación social. Sus usuarios informan en tiempo real del estado del tráfico o las incidencias en la carretera, de forma que no solo tenemos una ruta ordenada y visualmente atractiva, sino informativamente relevante. Sabemos, por ejemplo, el tiempo de ruta que nos queda teniendo en cuenta los atascos, las obras o cualquiera anomalía. Incluso se puede chatear con otros usuarios o agregarlos como amigos.

Cuánto han cambiado los mapas, ciertamente. Tim O’Reilly (Cork, Irlanda, 1954), un gurú de los movimientos de internet, me hablaba no hace mucho de los mapas de siempre, arrugados, en la guantera del coche. Un símbolo de la industria de los contenidos analógicos, decía. En apenas unos años, de ese libro se pasó a la explosión de Google Maps (2005) y la “mapamanía” en internet, a las aplicaciones móviles que nos permiten ver físicamente y en tiempo real la calle por la que vamos, con cualquier información añadida que necesitemos, y, al cabo, al coche que no necesita conductor, en el que trabaja Google. “El contenido desaparece; se convierte en un servicio”.