Y aquí seguimos, como era de esperar. 21 de diciembre, el día en que se acaba el mundo según algunas peculiares interpretaciones del calendario maya, y todo continúa igual. Pero por si a alguien le queda alguna duda, debe saber que las predicciones de catástrofes llegadas del cielo para hoy son... cero.
El riesgo de que el Sol lance una potente llamarada contra la Tierra es
prácticamente inexistente ni tampoco se nos aproxima un asteroide. La
roca de cierto tamaño más cercana este viernes se sitúa muy lejos, nada
menos que a 39,8 distancias lunares, a unos 15 millones de kilómetros.
En cuanto a un planeta que choque contra la Tierra... en fin, no hace
falta consultar a ningún organismo científico, ya lo tendríamos encima.
¡Qué ironía! El día del fin del mundo
es uno de los de menor actividad solar. Ninguna de las manchas sobre la
superficie del Sol, regiones que pueden alcanzar en solitario el
diámetro de la Tierra, con una temperatura más baja que sus alrededores y
una intensísima actividad magnética, parece tener ganas de soltar un
bombazo. Por si fuera poco, el Sol no ha producido una gran llamarada desde hace semanas. Las predicciones de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) indican que la probabilidad de que sea lanzada una llamarada de clase X, las más poderosas, es solo del 1%, mientras que las de clase M, un puesto más abajo en el escalafón de potencia, apenas roza el 15%.
La predicción resulta absolutamente insignificante en comparación con las tormentas solares de
los últimos meses, cuyas eyecciones de masa coronal que golpearon
nuestro planeta se notaron con algunas interferencias de radio, vuelos
desviados en altas latitudes como precaución y hermosas auroras en los
cielos del norte. Pero nada más.
Más lejos que Tutatis
Tranquilos al respecto del Sol, podemos preguntarnos si otra amenaza puede llegar del espacio: un gran asteroide que impacte contra la Tierra.
A no ser que la roca aparezca de la nada, es completamente imposible.
En realidad, según el Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la
NASA, el asteroide cuya trayectoria se acerca más este viernes, el
203471 2002 AU4, una roca de entre 480 m y 1,1 km de diámetro, se
encuentra muy lejos, tanto como más de 15 millones de km (39,8 veces la
distancia entre la Tierra y la Luna). El famoso asteroide Tutatis, que nos visitó
hace tan solo unos días, pasó bastante más cerca, a 6,9 millones de
kilómetros (18 distancias lunares) y, como es lógico, el mundo siguió
sobre su eje.
El choque con otro planeta ni
siquiera puede ser objeto de debate por el simple hecho de que usted
está leyendo estas líneas. Además, llevaríamos mucho tiempo
contemplándolo en el cielo. Las catástrofes tendrán que venir por otro
lado.