lunes, enero 07, 2013

El kilo pesa más de mil gramos

Científicos británicos dicen que el kilogramo actual es en realidad decenas de microgramos más pesado de lo que era cuando se estableció el primer estándar en 1875.

Después de las indulgencias culinarias de la época navideña quien más quien menos siente que ha cometido algunos excesos y teme subirse a la báscula. Quizás sus kilos sean algo inferiores a los que cree, y no por ningún repentino milagro, sino por una auténtica cuestión... de peso. Expertos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) dicen haber demostrado que el kilogramo actual es decenas de microgramos más pesado de lo que era cuando se estableció el primer estándar en 1875. ¿Cómo ha ocurrido algo así? La explicación aparece en la revista de Metrologia y, de forma resumida, es la que sigue.

El kilogramo original -conocido como el prototipo internacional de kilogramo o IPK- es el estándar sobre el cual se establecen todas las demás mediciones de masa. El prototipo, un objeto, se guarda en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, ubicada en Sèvres, cerca de París. En 1884 se realizaron cuarenta réplicas oficiales que se distribuyeron por todo el mundo con el fin de estandarizar la masa.

Pero a pesar de los esfuerzos para proteger el IPK y sus duplicados, la industrialización y la vida moderna han hecho mella en los pesos basados en el platino y los contaminantes se han acumulado en la superficie, provocando un aumento de peso. Ahora, los investigadores Peter Cumpson y Naoko Sano han utilizado un instrumento de vanguardia, la Espectroscopía Fotoelectrónica de rayos X (XPS), para analizar superficies similares al kilogramo estándar, evaluar la acumulación de hidrocarburos y encontrar una forma de eliminarlos.

 

 

Un bronceado para adelgazar


Y, en efecto, los científicos creen haber encontrado la fórmula para que el kilo baje de peso: nada menos que darle un bronceado. No se trata de un truco óptico. Mediante la exposición de la superficie a una mezcla de rayos UV y ozono puede eliminarse la contaminación carbonosa y llevar los kilogramos prototipos a su peso original, su peso «ideal».

«En realidad no importa lo que pesa un kilo si todos trabajamos exactamente con la misma norma. El problema es que hay ligeras diferencias en todo el mundo, el IPK y sus 40 réplicas están creciendo a un ritmo diferente, apartándose del original», explica Peter Cumpson, profesor de Sistemas Microelectromecánicos (MEMS) en la Universidad de Newcastle.

«Solo estamos hablando de un cambio muy pequeño -menos de 100 microgramos- así que, por desgracia, no todos podemos tener un par de kilos menos y pretender que los excesos de Navidad nunca sucedieron», bromea Cumpson. Pero se trata de una unidad fundamental, así que incluso un pequeño cambio es significativo. «El impacto de una variación leve en una escala global es absolutamente enorme. Hay casos de comercio internacional de materiales de alto valor en los que cada microgramo pasado debe tenerse en cuenta», apunta.

El kilogramo es una de las siete unidades básicas del Sistema Internacional (SI) de las que todas las demás unidades se pueden derivar y es la única que se mide en referencia a un objeto físico -el IPK-, todos las demás están estandarizadas por constantes conocidas.

Investigadores de distintos países trabajan en varios institutos nacionales de medición para encontrar una alternativa al IPK, -un valor estándar para el kilogramo que no se base en una pieza de metal del tamaño de un caja de cerillas. Pero hasta entonces, todo el mundo dependerá de los los prototipos del kilo existentes.