Oriente Medio, uno de los mercados de armas más lucrativos del mundo, con dos naciones del golfo Pérsico —Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos— a la cabeza, sacia sus ansias de armas gracias a EE.UU.
Durante 2009-2013, el 22% de las transferencias de armas a Oriente Medio fue destinado a los Emiratos Árabes Unidos, el 20% a Arabia Saudita y el 15% a Turquía. Con ello, EE.UU. representó el 42% del suministro total de armas a la región y lideró la lista de los mayores proveedores de armamento durante el período analizado con el 29% a nivel mundial, según un informe publicado por el Instituto Internacional de Estudios de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).
El aumento de las compras de armas en Oriente Medio se atribuye a varios factores, entre ellos las amenazas percibidas desde Irán, la creciente lucha sectaria entre suníes y chiíes, los temores generalizados de terrorismo interno, la inestabilidad política y los fuertes ingresos petroleros, dice el estudio.
Así, los Emiratos Árabes Unidos son el cuarto mayor importador de armas del mundo y Arabia Saudita el quinto más grande (lo que representa un salto considerable, después de haber sido el decimoctavo en 2004-2008). Ambos países invierten una considerable parte de sus presupuestos militares en la compra y encargos a EE.UU. de miles de misiles aire-tierra, aviones de combate y bombas capaces de destruir las instalaciones nucleares subterráneas.
Con ello, Irán —considerado por estas dos naciones y EE.UU. como la mayor fuente de peligro— recibió solo el 1% de las importaciones de armas de la región en 2009-2013.
Además, EE.UU., al parecer, está haciendo un doble juego vendiendo enormes cantidades de armas sofisticadas a los Estados de Oriente Medio y, al mismo tiempo, sosteniendo que siempre garantizará la ventaja militar cualitativa de Israel sobre las naciones árabes.
El aumento de las compras de armas en Oriente Medio se atribuye a varios factores, entre ellos las amenazas percibidas desde Irán, la creciente lucha sectaria entre suníes y chiíes, los temores generalizados de terrorismo interno, la inestabilidad política y los fuertes ingresos petroleros, dice el estudio.
Así, los Emiratos Árabes Unidos son el cuarto mayor importador de armas del mundo y Arabia Saudita el quinto más grande (lo que representa un salto considerable, después de haber sido el decimoctavo en 2004-2008). Ambos países invierten una considerable parte de sus presupuestos militares en la compra y encargos a EE.UU. de miles de misiles aire-tierra, aviones de combate y bombas capaces de destruir las instalaciones nucleares subterráneas.
Con ello, Irán —considerado por estas dos naciones y EE.UU. como la mayor fuente de peligro— recibió solo el 1% de las importaciones de armas de la región en 2009-2013.
Además, EE.UU., al parecer, está haciendo un doble juego vendiendo enormes cantidades de armas sofisticadas a los Estados de Oriente Medio y, al mismo tiempo, sosteniendo que siempre garantizará la ventaja militar cualitativa de Israel sobre las naciones árabes.