Un nuevo estudio afirma que las ranas vuelven a tener dientes en
la mandíbula inferior, tras 200 millones de años sin ellos. Según los
expertos, dicho descubrimiento cuestiona una de las piedras angulares de
la teoría evolutiva.
De las más de 6.000 especies de ranas, sólo una, una rana marsupial arborícola denominada Gastrotheca guentheri,
cuenta con dientes tanto en la mandíbula superior como en la inferior.
La mayoría de las ranas sólo presentan minúsculos dientes en la
mandíbula superior.
La mayoría de las ranas sólo presentan minúsculos dientes
en la mandíbula superior
Un
nuevo análisis del árbol genealógico de las ranas revela que su
antepasado común, que presentó durante mucho tiempo dentición en la
mandíbula inferior, la perdió hace más de 230 millones de años, antes de
que se extinguiera por completo.
La
rana marsupial G. guentheri no presentaba dentición inferior, hasta que
“de repente, hace entre unos 5 y 15 millones de años, apareció”, afirma
John Wiens, autor de un reciente estudio sobre este fenómeno.
Según Wiens, biólogo evolucionista de la Stony Brook University en el Estado de Nueva York, dicho descubrimiento va en contra de un principio denominado la ley de Dollo, que establece que las estructuras físicas perdidas durante el proceso evolutivo no se pueden recuperar.
De
hecho, la reaparición de los dientes puede haber sacado a la luz la
laguna de la ley: que es “más fácil volver a desarrollar cosas si ya las
tienes en otro lugar”, dice Wiens. Dicho de otra forma, la rana “no
tenía que crear los dientes en la mandíbula inferior desde cero, porque
ya los tenía en la superior”.
Perder la cola
En general, perder rasgos complejos es normal durante el proceso evolutivo. Según el estudio, el
ser humano y las ranas han perdido las colas, la mayoría de las
serpientes, las extremidades, y las aves y tortugas han perdido los
dientes.
Sin
embargo, durante los últimos ocho años, otros estudios han descubierto
que dichos rasgos avanzados están volviendo a aparecer, como las alas en
los insectos palo y los dedos en los lagartos.
En su estudio, Wiens empleó métodos estadísticos para trazar la evolución de los dientes en el árbol genealógico de 170 especies de anfibios
hasta llegar al antepasado común de las ranas. El científico empleó una
combinación de datos, entre los que destacan secuencias de ADN, tanto
de ranas existentes en la actualidad como de anfibios fósiles.
Una
teoría alternativa explica que la dentición de la mandíbula inferior se
perdió en cientos de otras especies de rana, pero no en la G.
guentheri. “No es imposible pero es muchísimo más probable que la
dentición se perdiera y se recuperara más tarde”, apunta Wiens, cuyo
estudio apareció en enero en la revista especializada accesible desde
Internet Evolution.
Gunter
Wagner, biólogo evolucionista de la Universidad de Yale, opina que, de
todas las investigaciones recientes que cuestionan la ley de Dollo,
“ésta es, probablemente, la menos discutible”. No obstante, Wagner,
quien no participó en el estudio, apunta que la suerte tuvo algo que
ver: Wiens encontró un animal lo suficientemente aislado en el árbol
genealógico como para que los resultados sean consistentes e
“incuestionables”.
“Se
trata de un caso claro de readquisición de una estructura morfológica
compleja perdida, lo cual, según las teorías actuales, es imposible”.
Un misterio
Ambos
científicos coinciden en que se desconoce el motivo por el que los
dientes han reaparecido. “En la mayoría de las ranas, los dientes no son
importantes. Los animales suelen usar más la lengua que los dientes
para atrapar insectos”, afirma el autor del estudio.
A pesar de lo anterior, para algunas especies de ranas carnívoras, entre las que se encuentra un grupo denominado ranas Pacman, los
dientes tienen una mayor importancia a la hora de atrapar a las presas.
Dichas ranas presentan dientes acolmillados en la mandíbula superior y,
en ciertos casos, pinchos parecidos a dientes en la inferior. Sin
embargo, y a diferencia de la G. guentheri, esos pinchos en la mandíbula
inferior no se consideran verdaderos dientes.
Wagner,
de la Universidad de Yale, apunta que el hecho de que estructuras
semejantes a los dientes aparezcan más a menudo que dientes propiamente
dichos significa que la evolución de la dentición no se produce de forma
automática cuando surge la necesidad de la misma.
Si tenemos en cuenta lo anterior, la selección natural (el
proceso por el que con el paso del tiempo los rasgos ventajosos se
convierten en comunes para una especie) “no resulta suficiente para
explicar” por qué la rana marsupial arborícola ha recuperado la
dentición inferior. “Puedo decir con toda seguridad que no lo sabemos”,
afirma Wagner. “Es una cuestión realmente interesante”.