Miles de millones de dólares de empresas estadounidenses y de los países aliados estarán en juego, una vez sean aplicadas las posibles sanciones económicas a Rusia que están siendo estudiadas en estos días por el Congreso de EE.UU.
Los legisladores estadounidenses amenazan a Rusia con distintas medidas económicas por haber apoyado al segmento de la población de Ucrania de habla rusa ante el riesgo de una represalia por parte del Gobierno autoproclamado de ese país y las agrupaciones parafascistas armadas que deambulan por las regiones y que las autoridades se niegan a desarmar.
El paquete preparado para castigar a Rusia puede incluir distintas restricciones sobre el comercio, el negocio, la inversión y la membresía en el Grupo de los Ocho. Pero no solo los políticos y las empresas rusas se verán entre los afectados.
Estas posibles sanciones pueden transformarse en contraproducentes para EE.UU. El volumen neto del comercio entre Rusia y EE.UU. fue de 38.100 millones de dólares en 2013, según datos de la Cámara del Comercio estadounidense. EE.UU. exportó distintas mercancías a Rusia por un valor de 11.260 millones de dólares e importó bienes por 26.960 millones.
Más de 19.000 millones de esta cifra se refieren a hidrocarburos y cerca de 1.000 millones corresponden a los fertilizantes, según la misma fuente.
"¿Se trata de separar a Rusia del resto del mundo?", se preguntó en una entrevista concedida a la agencia Reuters el presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en Rusia, Alexis Rodzianko. "Es muy poco probable, debido a que Rusia proporciona al mundo petróleo, gas y otras materias primas".
Mientras, Rusia tiene más vínculos comerciales con la UE, ya que los países miembros proveen el 50% del total de las importaciones y exportaciones rusas. La Unión Europea y la Federación de Rusia son vecinas y el comercio entre ambas alcanzó 123.000 millones de euros en 2012.
La línea más valiosa en la lista de las exportaciones la ocupa algo que tanto las fábricas como los hogares europeos consumen cada día: el gas natural. Alemania es el cliente más grande e importa gas por un valor de casi 30.000 millones de euros anualmente. Una tercera parte de todo el gas consumido por Europa es ruso. El 75% de todas las importaciones europeas de Rusia son hidrocarburos o la energía que se elabora de ellos.
Muchos países de Europa consideran oficialmente su cooperación con los gigantes rusos del gas, Rosneft y Gazprom, como estratégica.
Algunas de las compañías estadounidenses más grandes, como Boeing, Cargill, Ford, General Motors, ExxonMobil, entre otras, gozan de una enorme presencia en el mercado ruso.
La inversión de Boeing en Rusia es profunda, además de la importante posición que ocupa el país euroasiático en los suministros de acero, titanio y componentes de aeronaves a la multinacional. La empresa recibe aproximadamente el 35% de su titanio del fabricante ruso Rostec.
Las entregas de los aviones Boeing a las líneas aéreas rusas llegaron en 2013 a 2.100 millones de dólares. Según informó la agencia Bloomberg, en los próximos años la compañía planea invertir en distintos sectores de la economía rusa unos 27.000 millones de dólares.
"Estudiamos meticulosamente el desarrollo de la situación para determinar qué impacto, si habrá alguno, puede producirse a nuestro negocio en curso y nuestros socios en la región", confesó el portavoz de Boeing, Doug Alder, en un comentario realizado a Bloomberg.
Además, la industria automotriz de EE.UU. es altamente dependiente del mercado ruso, y más que otros sectores, no está interesada en ninguna de las sanciones económicas estudiadas por los congresistas del Capitolio. Así, a lo largo de las décadas de cooperación ruso-estadounidense Ford ha vendido más de 1 millón de vehículos en Rusia, de ellos 105.000 en el año 2013. El consorcio GM, que mantiene una cuota en el mercado local tan alta como el 9%, vendió en Rusia 258.000 coches.
Ambas compañías en los recientes años han trasladado sus plantas de Europa occidental a Rusia, que promete llegar a ser el mercado de coches más grande de Europa hacia el 2016.
ExxonMobil se ha unido a Rosneft en la exploración del yacimiento petrolífero Bazhenov en Siberia occidental. Los expertos estiman el acuerdo conseguido entre ambas empresas en unos 500.000 millones de dólares. Además, la petrolera estadounidense planea construir en la misma región una planta de gas natural licuado por unos 15.000 millones de dólares y estudia un proyecto conjunto para explorar las reservas del mar Negro.
El paquete preparado para castigar a Rusia puede incluir distintas restricciones sobre el comercio, el negocio, la inversión y la membresía en el Grupo de los Ocho. Pero no solo los políticos y las empresas rusas se verán entre los afectados.
El comercio
Estas posibles sanciones pueden transformarse en contraproducentes para EE.UU. El volumen neto del comercio entre Rusia y EE.UU. fue de 38.100 millones de dólares en 2013, según datos de la Cámara del Comercio estadounidense. EE.UU. exportó distintas mercancías a Rusia por un valor de 11.260 millones de dólares e importó bienes por 26.960 millones.
Más de 19.000 millones de esta cifra se refieren a hidrocarburos y cerca de 1.000 millones corresponden a los fertilizantes, según la misma fuente.
"¿Se trata de separar a Rusia del resto del mundo?", se preguntó en una entrevista concedida a la agencia Reuters el presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en Rusia, Alexis Rodzianko. "Es muy poco probable, debido a que Rusia proporciona al mundo petróleo, gas y otras materias primas".
Mientras, Rusia tiene más vínculos comerciales con la UE, ya que los países miembros proveen el 50% del total de las importaciones y exportaciones rusas. La Unión Europea y la Federación de Rusia son vecinas y el comercio entre ambas alcanzó 123.000 millones de euros en 2012.
La línea más valiosa en la lista de las exportaciones la ocupa algo que tanto las fábricas como los hogares europeos consumen cada día: el gas natural. Alemania es el cliente más grande e importa gas por un valor de casi 30.000 millones de euros anualmente. Una tercera parte de todo el gas consumido por Europa es ruso. El 75% de todas las importaciones europeas de Rusia son hidrocarburos o la energía que se elabora de ellos.
Muchos países de Europa consideran oficialmente su cooperación con los gigantes rusos del gas, Rosneft y Gazprom, como estratégica.
Empresas de EE.UU. con alta presencia en Rusia
Algunas de las compañías estadounidenses más grandes, como Boeing, Cargill, Ford, General Motors, ExxonMobil, entre otras, gozan de una enorme presencia en el mercado ruso.
La inversión de Boeing en Rusia es profunda, además de la importante posición que ocupa el país euroasiático en los suministros de acero, titanio y componentes de aeronaves a la multinacional. La empresa recibe aproximadamente el 35% de su titanio del fabricante ruso Rostec.
Las entregas de los aviones Boeing a las líneas aéreas rusas llegaron en 2013 a 2.100 millones de dólares. Según informó la agencia Bloomberg, en los próximos años la compañía planea invertir en distintos sectores de la economía rusa unos 27.000 millones de dólares.
"Estudiamos meticulosamente el desarrollo de la situación para determinar qué impacto, si habrá alguno, puede producirse a nuestro negocio en curso y nuestros socios en la región", confesó el portavoz de Boeing, Doug Alder, en un comentario realizado a Bloomberg.
Además, la industria automotriz de EE.UU. es altamente dependiente del mercado ruso, y más que otros sectores, no está interesada en ninguna de las sanciones económicas estudiadas por los congresistas del Capitolio. Así, a lo largo de las décadas de cooperación ruso-estadounidense Ford ha vendido más de 1 millón de vehículos en Rusia, de ellos 105.000 en el año 2013. El consorcio GM, que mantiene una cuota en el mercado local tan alta como el 9%, vendió en Rusia 258.000 coches.
Ambas compañías en los recientes años han trasladado sus plantas de Europa occidental a Rusia, que promete llegar a ser el mercado de coches más grande de Europa hacia el 2016.
ExxonMobil se ha unido a Rosneft en la exploración del yacimiento petrolífero Bazhenov en Siberia occidental. Los expertos estiman el acuerdo conseguido entre ambas empresas en unos 500.000 millones de dólares. Además, la petrolera estadounidense planea construir en la misma región una planta de gas natural licuado por unos 15.000 millones de dólares y estudia un proyecto conjunto para explorar las reservas del mar Negro.