El primer ministro japonés, Shinzo Abe, busca militarizar el país y profundizar las relaciones con Vietnam, Filipinas y la India, a la luz del fracaso internacional de EE.UU., dijo el experto en asuntos de Asia-Pacífico, Joseph Gerson.
Actualmente, EE.UU. ve a Japón como una parte del proceso de su proyecto geopolítico de rodear a China para mantener su dominio regional y trata de honrar a la alianza militar con Tokio. Mientras tanto, en el marco de las tensiones crecientes con respecto a las islas deshabitadas de Senkaku/Diaoyu, que Japón y China reclaman como suyas, y el creciente fracaso de EE.UU. en el ámbito internacional, el primer ministro nipón parece estar haciendo lo que le pide Washington, pero, al mismo tiempo, desarrolla su propio proceso independiente para rodear a China, profundizando las relaciones con Vietnam, Filipinas y la India, dijo Joseph Gerson en una entrevista concedida.
Mientras tanto, EE.UU. está presionado a Japón para que revise su Constitución, que tras la Segunda Guerra Mundial, al amparo del artículo 9, renuncia a su derecho a declarar la guerra o utilizar la fuerza militar como medio de resolver las controversias internacionales. Así que las exigencias de Washington solo le hacen el juego a Tokio, señala el experto.
A pesar de que la Carta Magna de Japón le dicta no tener fuerzas militares, la nación dispone de la Fuerza Terrestre de Autodefensa, la Fuerza Marítima de Autodefensa y la Fuerza Aérea de Autodefensa, representado el sexto mayor gasto militar en el mundo, especifica Gerson, al añadir que hasta ahora sigue siendo imposible implementar esas fuerzas en el extranjero y participar en la guerra.
Con ello, bajo la presión del ala derecha nipona y de EE.UU., Shinzo Abe está en la dirección de superar las limitaciones de la Constitución, afirma el analista. El primer ministro "ha dejado claro que quería deshacer el sistema de la posguerra en Japón. Quiere hacer algo para que el país vuelva a las condiciones de los principios de 1940 o 1930", dice Gerson.
Además, el experto en asuntos de Asia-Pacífico dice que el Gobierno de Japón utiliza el cierto temor que existe por las actividades de Corea del Norte para presionar en pos de la militarización del país y no se detendrá en desarrollar sus propias armas nucleares. Sin embargo, al respecto de lo último el analista no cree que Japón lo logre en un futuro próximo. "Hay un montón de obstáculos, tanto políticos y diplomáticos, así como tecnológicos".
No obstante, Tokio podría hacer caso omiso a estos 'frenos' diplomáticos, como lo hizo ya una vez al producir en secreto uranio para armas nucleares en la planta de Fukushima, aunque no tiene derecho a esta actividad debido a las prohibiciones impuestas precisamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras tanto, EE.UU. está presionado a Japón para que revise su Constitución, que tras la Segunda Guerra Mundial, al amparo del artículo 9, renuncia a su derecho a declarar la guerra o utilizar la fuerza militar como medio de resolver las controversias internacionales. Así que las exigencias de Washington solo le hacen el juego a Tokio, señala el experto.
A pesar de que la Carta Magna de Japón le dicta no tener fuerzas militares, la nación dispone de la Fuerza Terrestre de Autodefensa, la Fuerza Marítima de Autodefensa y la Fuerza Aérea de Autodefensa, representado el sexto mayor gasto militar en el mundo, especifica Gerson, al añadir que hasta ahora sigue siendo imposible implementar esas fuerzas en el extranjero y participar en la guerra.
Con ello, bajo la presión del ala derecha nipona y de EE.UU., Shinzo Abe está en la dirección de superar las limitaciones de la Constitución, afirma el analista. El primer ministro "ha dejado claro que quería deshacer el sistema de la posguerra en Japón. Quiere hacer algo para que el país vuelva a las condiciones de los principios de 1940 o 1930", dice Gerson.
Además, el experto en asuntos de Asia-Pacífico dice que el Gobierno de Japón utiliza el cierto temor que existe por las actividades de Corea del Norte para presionar en pos de la militarización del país y no se detendrá en desarrollar sus propias armas nucleares. Sin embargo, al respecto de lo último el analista no cree que Japón lo logre en un futuro próximo. "Hay un montón de obstáculos, tanto políticos y diplomáticos, así como tecnológicos".
No obstante, Tokio podría hacer caso omiso a estos 'frenos' diplomáticos, como lo hizo ya una vez al producir en secreto uranio para armas nucleares en la planta de Fukushima, aunque no tiene derecho a esta actividad debido a las prohibiciones impuestas precisamente después de la Segunda Guerra Mundial.