jueves, junio 27, 2013

"La CIA es una mafia estatal a la que se permite hacer cualquier cosa en el mundo"

La historia del filtrador Edward Snowden evoca a la figura de Philip Agee, un antiguo agente de la CIA que dejó su cargo en 1968, y que publicó un libro en el que contaba las actividades criminales de la agencia de inteligencia.

Al sentirse traicionado por la entidad a la que dedicó más de doce años siendo un oficial activo de la Agencia Central de Inteligencia Philip Agee decidió que no quería  participar más en lo que nunca pudo soportar moralmente y dio un portazo. 

Tal y como confesó él mismo,  Edwrd Snowden no pudo quedarse sentado ni cruzado de brazos mientras miles de personas en el mundo eran asesinadas o al menos sus vidas habían sido destruidas por la labor de la CIA. Su conciencia le empujó a filtrar información secreta sobre la prácticas de la inteligencia estadounidense que él mismo ha tachado de criminales.

El periodista Jean-Guy Allard, quien conoció a Philip Agee en persona, explicó cómo su historia se asemeja al caso de Edward Snowden.
La CIA fundamentalmente es una mafia estatal que actúa de manera secreta y a la que se permite hacer cualquier cosa en el mundo de hoy y está presente en todo el planeta, donde esté autorizada y donde no lo esté  
“La CIA fundamentalmente es una mafia estatal que actúa de manera secreta y a la que se permite hacer cualquier cosa en el mundo de hoy y está presente en todo el planeta, donde esté autorizada y donde no lo esté. Y para las personas nobles, yo diría, humanas, vivir dentro de una maquinaria semejante debe ser un desafío terrible. Se vuelven depresivos o deciden actuar”, comentó el periodista.

En su libro, Agee desclasificó cientos de nombres de agentes de la CIA infiltrados en el exterior.

Entre otras prácticas de la CIA, Philip Agee compartió su experiencia de trabajar en Ecuador, donde su principal tarea era la de establecer contactos con algunas personas para luego ofrecerles sobornos y contratarlas.

Obviamente su libro provocó una enorme cólera en el seno del servicio secreto estadounidense en el que había trabajado. 

Este detractor de la CIA perseguido por Washington se instaló en la Habana, donde siguió denunciando las actividades subversivas de la agencia.  Quizá por el azar o por el destino esta ciudad, aunque sea solo de tránsito, también podría amparar a Edward Snowden.