Es
el grupo de “hacker” más perseguido del mundo. Este movimiento
internacional de ciberactivistas es el único capaz de violar los más
avanzados sistemas de seguridad de gobiernos y de multinacionales. Con
el seudónimo “Anonymous” (anónimos), utilizado mundialmente por
individuos o grupos, emprende desde el 2008 acciones de protesta a favor
de la libertad de expresión y de la transparencia, de la independencia
de Internet y en contra de diversas organizaciones y servicios públicos.
En su primer ataque a la web del Vaticano, que estuvo inaccesible
durante casi hora, Anonymous ofreció en un comunicado una lista con una
serie de culpas de la Iglesia católica, a partir de la Inquisición.
Todo es secreto
Uno
de sus líderes italianos, un insospechable profesional, cuenta
secretamente al diario “Repubblica”, cómo actúa este movimiento sin
jerarquías, impenetrable e implacable en su forma de actuar sin dejar
ninguna huella tras de sí. Todo es secreto porque para sus delitos de
piratería informática está prevista la cárcel, que puede llegar a 8
años, cuando el objetivo es gubernamental o militar. Utilizan como
símbolo la careta que representa al personaje histórico inglés Guy
Fawkes, protagonista del film “V de Vendetta”, una máscara que se ha
convertido en uno de los emblemas más conocidos actualmente, utilizada
también en algunas manifestaciones por parte de “indignados”.
Tres hackers para bloquear una web
En
la práctica, un ataque de Anonymous funciona así: Actúa como si en una
ventanilla pensada para servir a 10 clientes, se presentaran al mismo
tiempo más de 1.000. La diferencia está en que en internet no sirven
físicamente mil o 10.000 usuarios para dejar inaccesible o enloquecida
una web. Es suficiente con que, quien lanza el ataque, pueda accionar a
distancia un cierto número de ordenadores (botnet , es decir, red de
ordenadores infectados que permiten el acceso remoto del pirata),
dirigiéndolos todos contra la misma dirección.
“Pero
no es verdad, como han escrito los periódicos, que para lanzar un
ataque sirvan centenares de personas armadas con el software Loic , un
programa que permite lanzar peticiones masivas desde el ordenador y de
forma coordinada con otros. Para Trenitalia (red ferroviaria italiana)
éramos tres. Hicimos un ataque de denegación de servicios distribuidos
(DDoS), que consistió en inundar con numerosas peticiones el servidor
que aloja su página web, quedando inutilizado el servicio durante hora y
media, comprendidas las máquinas automáticas expendedoras de billetes”,
asegura uno de los líderes italianos de Anonymous.
Unos 50 en Italia
Bastan,
por tanto, muy pocos hackers o piratas para realizar grandes
operaciones, aunque para acrecentar su épica se hable de multitudes o de
legión. En el caso italiano son unos 50 que contribuyen regularmente y
otra media docena con un papel de coordinación. No existe ningún jefe,
que es palabra tabú para Anonymous, , y cualquiera puede proponer una
iniciativa de ataque: “Quizás señalando que ha descubierto una falla en
el sistema de seguridad de una web. En ese caso, vemos si el violarlo
tiene un sentido estratégico para nosotros. En cualquier caso, las
informaciones vienen salvadas”. Las coleccionan como si se tratara de
una llave de casa, y anotan qué puertas abren, porque un día pueden ser
útiles para entrar en una web.
No faltan los usurpadores en Anonymous. En Facebook , advierte el interlocutor anónimo de Repubblica, han nacido