Quizá algunos de ustedes tengan la idea de que los juegos de antes eran mejores, sobre todo al ver que los niños de ahora no hacen otra cosa que pasar mucho tiempo frente a la computadora, televisor o en la consola de videojuegos, lo cual, más allá de divertido o no, demuestra una baja en la actividad física, factor que es nocivo para la salud de los infantes.
Sin embargo, los tiempos cambian y lo que antes era una aventura, a las nuevas generaciones les resulta actividades poco atractivas.
Con información de noticias.yahoo.com, Te presentamos 10 cosas que los niños de hoy no entenderían, pero que a las generaciones pasadas las hacían pasar momentos sumamente divertidos: ¿ustedes, cuáles recuerdan?
1. El bote de frutsi en la llanta. Andar en bicicleta es emocionante por sí solo, pues se convierte en el vehículos de múltiples aventuras, pero cuando jugábamos a que nuestra bici fuera en realidad una moto, el envase del frutsi era nuestro mejor aliado, pues al colocarlo entre el cuadro de la bicicleta o la salpicadera y la llanta, éste provocaba tal ruido que parecía que nuestro vehículo en realidad tenía motor.
2. El lápiz como rebobinador. Esto era muy útil para aquellos que usaban el clásico Walkman en los 80 y querían aprovechar las baterías sólo para escuchar música. Bastaba un lápiz para introducirlo en uno de los orificios de los cassettes para rebobinar la cinta y volver a escuchar las canciones de nuestro artista favorito desde el inicio.
4. Ballesta rústica. Este artefacto requería de un poco de mayor supervisión, pues no era tan sencillo de realizar, pues requería de uso de clavos, madera, ligas y otras herramientas.
Sin duda un "juguete" peligroso para un niño, pero que llegó a ser muy popular en su momento. Se trataba de una ballesta con la que se podían lanzar corcholatas de botellas de refresco; los blancos normalmente eran botellas, latas o muñecos.
5. Casetas telefónicas. Si bien este tipo de casetas siguen existiendo actualmente, no tienen nada que ver con las de antes, y mucho menos con los hábitos de la gente. Antes todos los teléfonos públicos eran de monedas, en los que por 20 centavos tenías derecho a determinado tiempo de llamada.
Hasta aquí todo tiene sentido, pero ¿ustedes recuerdan que en ese tiempo incluso la gente hacía largas filas en las casetas para poder comunicarse? Gracias a la llegada del teléfono móvil, esto para un niño de hoy sería totalmente absurdo.
6. Bote pateado. El juego era muy simple, sólo era cuestión de patear una lata y una persona previamente seleccionada debía ir a recogerla. Mientras tanto, el resto de los jugadores debían buscar un escondite.
Tras haber recogido la lata, este jugador debía encontrar a todos. Probablemente este juego se convirtió en la excusa perfecta de muchos para tener sus primeros romances de "manita sudada" durante los escondites.
7. Cáscaras de naranja. Por un lado, era un juego nutritivo, pues habría que comerse la naranja antes de la diversión, pero por otro lado, quienes eran el objetivo de ataque lo sufrían.
Se trata de utilizar las cáscaras de la naranja, ya sea como "balas" lanzándolas con una liga, o simplemente exprimiendo el zumo de las mismas directamente a los ojos, lo que causaba un fuerte ardor.
8. Peceras. Aunque en algunos lugares a las "combis" del transporte público se les sigue llamando peceras, era algo mucho más común en años anteriores. Muchos relacionaban este sobrenombre con los recipientes donde habitan los peces, pero en realidad, este se originó porque en su momento la tarifa de transporte era de un peso, por lo que se les empezó a llamar "peseras" (con S).
9. Disco rayado. Los niños de ahora disfrutan de la música digital, por lo que la frase "disco rayado" actualmente no tiene sentido, cosa contraria a cuando éramos niños, pues eso representaba perder por completo nuestras canciones favoritas y no poder escucharlas más. Lo cual solía suceder justo con las más reproducidas.
10. Comunicación por hilo. Ahora existe internet, la telefonía móvil, los smartphones y los radios, conocidos también como "Walkie Talkies". Estos últimos ya tienen tiempo de existir, pero resultaban ser poco accesibles para los niños, por lo que muchos utilizaban dos vasos unidos por un hilo, el cual transportaba las vibraciones de la voz hablada directa al vaso, reproduciéndolas al vaso que se encontraba en el otro extremo.