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Los placebos se consideran sustancias «inertes» que se usan en los ensayos clínicos como elementos de control.
Una investigación realizada en la Universidad de Southampton (Gran
Bretaña) sugiere que la mayoría de los pacientes que participan en un
ensayo clínico deberían estar mejor informados sobre los posibles beneficios y los efectos secundarios de los placebos.
Los placebos se consideran sustancias «inertes» que se usan en los
ensayos clínicos como elementos de control. Sin embargo, los placebos
han mostrado ser capaces de crear cambios sustanciales en la salud en
los pacientes.
«Creemos que los voluntarios que participan en
un ensayo clínico deberían tener mayor información sobre las
alteraciones que produce el placebo sobre la salud antes de participar
en él. De momento, la mayoría de los informes ignoran estos posibles
efectos», denuncia Felicity Bishop, coordinadora del estudio que publica
PLoS ONE. En
su opinión, este un aspecto esencial del consentimiento informado: «los
pacientes deben ser plenamente conscientes de los posibles cambios en la
salud de todos los tratamientos en un ensayo antes de aceptar
participar».
Base de datos
Su equipo de
investigación de la Universidad de Southampton, en colaboración con la
Harvard Medical School y la Universidad de Northern Arizona (EE.UU.),
examinó la información de 45 folletos que se entregaban a los
participantes de los ensayos clínicos que utilizaron placebos que están
inscritos en la base de datos de la Red de Investigación Clínica del
Reino Unido.
Los investigadores vieron que en la mayoría de
los casos los folletos hacían mucho hincapié en el tratamiento
farmacológico, pero con pocos datos sobre los efectos del placebo.
El coordinador del trabajo, George Lewith, explica que en gran medida «los folletos ignoran
la abrumadora evidencia de que los placebos pueden tener efectos
significativos y sostenidos en las personas. Esto -dice- podría afectar
las expectativas de los voluntarios y alterar los resultados».
Dolor crónico
Lewith
afirma que este análisis ha demostrado que los placebos pueden ayudar a
casi la mitad de las personas que se tratan para el dolor crónico. «El efecto placebo funciona mediante la liberación de nuestros propios analgésicos naturales».
Los
investigadores sostienen que los voluntarios de los ensayos clínicos
deberían tener más información sobre los cambios en la salud que pueden
experimentar a partir de un placebo, de lo contrario el consentimiento
informado está en peligro.