La Agenda Digital Europea para 2020 ya menciona la cifra mágicas En 2020, los internautas de la UE deberán tener posibilidad de contratar 30 MB en la conexión a internet. En esa frontera empieza lo que los técnicos denominan «altas velocidades», que, cada vez más, se antojan necesarias en los nuevos hogares hiperconectados.
En las ofertas de las operadoras, e incluso en los debates políticos, se ha venido hablando de velocidades de 1 a 6 MB. Sin embargo, el nuevo ecosistema de dispositivos que llenan las casas (consolas, tabletas, móviles, televisión, internet: todo conectado)
aumenta la presión para subir uno o más escalones en la velocidad
necesaria para que todos ellos funcionen a pleno rendimiento.
Según el último informe de Cisco, en 2016 habrá en España 258 millones de dispositivos conectados
(5,1 conexiones por habitante), desde un total de 135 millones
contabilizados en 2011 (2,8 conexiones per cápita). En ese mismo
documento se prevé que la velocidad media de banda ancha fija se
multiplique casi por cuatro, hasta los 40 Mbps en 2016.
El viaje hasta el escalón de los treinta megas ha sido vertiginosamente rápido. En este proceso ha tenido mucho que ver ONO, que en dos años de crisis (2010 y 2011) ha invertido 550 millones de euros. En la actualidad esta compañía suma 530.000 clientes conectados a una velocidad de 30 o más megas.
La exigencia de más ancho de banda en las casas parece un camino irreversible a medida que aumentan las emisiones en HD y 3D en las plataformas de pago, y el juego online en el ordenador o en las consolas fijas o portátiles.
Si a ello le sumamos el vídeo online desde cualquiera de los nuevos
videoclubs en la Red y el uso vía wifi de smartphones y tabletas se
completa un paisaje incompatible con las velocidades que ahora se
consideran estándar.
Los expertos creen que ese estándar crece día a día. Y que pronto las velocidades de 30 ó 50 MB en las que se especializó ONO, compañía pionera en esta franja de mercado, se considerarán comunes, tal como prevé la Agenda Digital Europea.
En este proceso, la fibra se ha convertido en una aspiración para
incontables usuarios, como un gadget de última generación. Algunos de
esos usuarios todavía no pueden contratarla, aunque quieran. El
despliegue de las líneas resulta complejo, caro y lento. ONO, la compañía que más ha invertido en este negocio, llega a un mercado teórico de siete millones de personas.
La fibra es el sinónimo de alta velocidad, aunque el término (ADSL,
fibra...) cada vez será menos utilizado porque, según los expertos, al
cabo «lo importante es la velocidad y que esa cifra sea real».