El tratamiento se basa en la administración de células mesenquimalesa.
Un equipo de investigadores de la Clínica Universidad de Navarra ha
iniciado un ensayo clínico fase I-II con células madre adultas,
obtenidas de la médula ósea del propio paciente, para tratar la diabetes mellitus tipo 1
(DM1A) en sus fases más incipientes. El tratamiento se basa en la
administración de células mesenquimales, caracterizadas por su
posibilidad de diferenciarse en distintos tipos celulares y por su
acción reguladora del sistema inmune (inmunomoduladora). El objetivo
general del ensayo radica en intentar «detener la agresión autoinmune de la enfermedad, mediante el tratamiento con este tipo de células madre», según describe Javier Escalada, de la Clínica Universidad de Navarra.
El ensayo se prolongará por espacio de un año en su fase inicial y se
calcula que transcurrirán hasta 3 años para obtener resultados
definitivos. La investigación ha sido impulsada por el CAIBER (Plataforma Española de Ensayos Clínicos), perteneciente al Instituto de Salud Carlos III.
«Este
proyecto pretende llevar a cabo la primera experiencia de investigación
clínica traslacional a partir de los resultados obtenidos con
tratamientos celulares inmunomoduladores en modelos animales de
diabetes. Por ello, en un mismo proyecto, se integra un grupo de
especialistas clínicos con otro de investigadores del Área de Terapia
Celular, dedicados a estudiar modelos preclínicos de esta enfermedad, y
otro del Servicio de Bioquímica Clínica con dedicación a la biología de
las células madre mesenquimales», subraya el endocrinólogo.
Las diabetes mellitus 1A es una enfermedad de origen autoinmune caracterizada por la destrucción de las células beta del páncreas, generadoras de insulina.
La eliminación de estas células se produce por una reacción del sistema
inmune contra sus propios islotes pancreáticos, estructuras que
contienen las células beta del páncreas. Como se sabe, la insulina es la
hormona encargada de facilitar que la glucosa presente en la sangre
tras la ingesta de comida penetre en las células y pueda así ser
utilizada como fuente de energía. Por tanto, la insulina se ocupa
también de controlar los niveles de glucosa en sangre.
La
diabetes mellitus 1 se manifiesta a edades tempranas y no ofrece
sintomatología hasta que la enfermedad presenta la clínica clásica
caracterizada por sed excesiva, orina muy abundante, pérdida de peso y
cansancio. Estadísticamente representa entre el 5 y el 10% de todos los
casos de diabetes mellitus. Su prevalencia en España se sitúa entre 12 y 20 casos por cada 100.000 habitantes,
aunque en los últimos años, debido a causas que todavía se desconocen,
se ha observado una tendencia creciente en la incidencia de esta
enfermedad.
Tratamientos convencionales
Hasta
la fecha, el tratamiento de este tipo de diabetes se fundamenta en la
administración de insulina, de la que se requiere un mayor aporte a
medida que progresa la enfermedad. Para el tratamiento en origen de este
tipo de diabetes se utiliza el trasplante de islotes pancreáticos,
si bien ésta técnica presenta el inconveniente de necesitar medicación
inmunosupresora para evitar el rechazo, además del problema añadido de
la escasez de donantes necesarios para poder tratar a todos los
pacientes que sufren DM1A.
«Lo novedoso de nuestro ensayo es
el tratamiento de este tipo de diabetes con células madre adultas del
propio paciente», advierte el especialista. Los tratamientos
convencionales de la enfermedad basados en el aporte de insulina, «si
bien han experimentado interesantes novedades con productos análogos a
la insulina, siguen suponiendo la dependencia diaria de numerosas
inyecciones que precisan la intervención constante del paciente, para lo
que es necesaria una avanzada educación diabetológica».
Sin inmunosupresión
El
protocolo que plantea el equipo de la Clínica para el tratamiento de la
DM1A con células madre adultas mesenquimales, obtenidas de la médula
ósea, puede constituir un nuevo procedimiento terapéutico para los
pacientes diabéticos. «Además, -añade- esta estrategia presenta una
ventaja adicional puesto que es posible extraer las células
mesenquimales de la propia médula del paciente, expandirlas in vitro,
para conseguir un número suficiente de células que nos permitan
realizar el trasplante e implantarlas en el propio paciente, sin
necesidad de tratamientos inmunosupresores».
Según Escalada, «la
posibilidad de modificar el ataque autoinmune con un producto celular
procedente del propio paciente supondría un enorme avance». Para el
especialista significaría «un importante paso en la búsqueda de
tratamientos curativos para la enfermedad que a día de hoy es la
principal causa de insuficiencia renal terminal y de ceguera en países
desarrollados, así como factor importante de gasto sanitario».
Eficacia en un 40% de ratones NOD
La
puesta en marcha de este ensayo clínico tiene su fundamento en los
resultados obtenidos en un estudio preclínico por un equipo de
investigadores del Área de Terapia Celular de la Clínica. Este equipo
efectuó recientemente el estudio en ratones NOD, especie genéticamente
propensa a desarrollar diabetes mellitus tipo 1 autoinmune (DM1A).
«Observamos que esta enfermedad, al igual que ya estamos haciendo con
otras patologías de origen autoinmune, podía constituir una posible
diana susceptible de ser tratada con células mesenquimales que podrían
resultar beneficiosas debido a sus importantes propiedades
inmunomoduladoras», advierte Miguel Barajas.
En la investigación preclínica comprobaron que en el 40% de los ratones a los que se les administraba una única dosis de células mesenquimales la enfermedad se detenía,
y en los casos en los que se repetía la administración de estas células
procedentes de otros ratones (heterólogas), la efectividad se producía
en más del 50% de los animales tratados.
El ensayo está dirigido a
pacientes con diagnóstico reciente de DM1A, mayores de 18 años y menores
de 45, a quienes se haya diagnosticado la enfermedad hasta 8 semanas
antes de participar en el estudio. Además, deben presentar niveles
detectables de péptido C, indicativo de la existencia de reservas de
insulina, y anticuerpos positivos contra células beta del páncreas.