martes, agosto 07, 2012

El gran oro del 'readmitido' Makhloufi

El argelino, al que los jueces readmitieron en el 1.500m -después de abandonar en una serie del 800m por abandonar sin esforzarse- humilla a Kenia, sin podios.

El mediofondo mundial está patas arriba y a Kenia le llueven las bofetadas. Sólo su intocable 'gacela' del 800m, David Rudisha, recordman mundial que se paseó en su semifinal de la prueba, podría restañar la gran herida abierta en el orgullo de su país. Está claro que a la armada keniana del 1.500m, que hoy dicta cátedra en las marcas, le cuesta un mundo 'matar' en las carreras tácticas de la alta competición, donde no se va a ritmos de 'revienta galgos'. El codo a codo por los metales es otra cosa a pasos 'más del resto de mortales'.

Taoufik Makhloufi, muy por delante de su otros adversarios

El argelino Taoufik Makhloufi, al que los jueces echaron y después readmitieron en el 1.500m -abandonó casi nada más selir, según dice por no agravar una lesión en su rodilla, en una serie del 800m, donde también se inscribió-, es el sorprendente nuevo rey del mediofondo con un oro (3:34.08) brutal en la cara de la flor y nata africana, de tres kenianos capaces de rondar y bajar el 3:30 y que se hundieron sin remedio y sin podios. Desde el 'dios' Nourredine Morceli en Atlanta'96 no había un campeón olímpico de este país magrebí.

Por debajo o cercanos a carreras de 3:30 -la frontera que delimita los buenos de los superclases- son casi insuperables, pero unos segunditos por encima les llueven los enemigos. El estadounidense Leonel Leonel remontó soberbio en la recta de meta hasta dejar fuera de combate a cinco adversario y se llevó la plata. El bronce fue para el marroquí Abdelati Iguider. Resultados de un 1.500 sorprendente.

El keniano Asbel Kiprop, campeón mundial y olímpico por el dopaje del nacionalicado qatari Ramzi en Pekín, era el gran favorito para emular como bicampeón olímpico a Sebastian Coe. El hombre capaz de bajar de 3:30, lña frontera entre los mejores y los superclases, quedó descartado prematuramente de cualquier lucha. Pincho en penúltima vuelta, duodécimo y último.

Aún más soprendente fue el guiño del destino. Porque hacía escasas 24 horas que el ganador triunfal Makhloufi -su última vuelta al anillo fue un ataque sostenido y profresivo tremndo- estaba fuera de la final de 1.500 y de los JJO. Un juez de la primeras series de clasificación del 800 lo había descalificado un juez por entender que no había hecho todo el esfuerzo posible al abandonar el 800 cuando sólo había recorrido cien metros. Hubiese sido la primera vez en la historia de los JJOO modernos que se echaba a un "corredor por falta de esfuerzo". Sin embargo, la IAAF cambió de opinión por la noche, después de que los responsables médicos del comité organizador (LOCOG) indicaran que su retiro estaba justificado. "La descalificación de Makhloufi fue revocada después de que dos médicos del LOCOG confirmaran que el atleta sufrió una dolorosa lesión, que sin embargo, con un tratamiento apropiado, le permitirá competir en 24 horas". Y vaya que sí, qué forma de competir en la final del 1500m.

 

 

Sus problemas de rodilla en el 800m


Makhloufi y su Federación Argelina alegaron que se había retirado por sus molestias en la rodilla, para no agravar esa supuesta lesión. Así, poco antes de disputarse la gran final que dicta el rey del mediofondo mundial, los delegados de Londres lo readmitieron teniendo en cuenata los informes médicos. Lo que quedó claro en la final del 1.500, viendo los soberbios y últimos 300 metros de la prueba reina del mediofondo, es que los problemas de rodilla desaparecieron como por ensalmo.

Los jueces fueron justos o benévolos -según se mire- y este argelino se proclamó campeón olímpico con una superioridad absoluta frente a los grandes especialistas de la distancia. Estaba un clarísimo aspirante al oro como Asbel Kiprop, campeón olímpico y mundial, que llegaba de marcarse un impresionante registro de 3:28.88 en la reúnión del Grand Prix de Mónaco. Y por si fallaba el 'supuesto macho alfa' keniano, las cualidades de sus otros dos paisanos de la final no le iban a la zaga. Porque este paraíso del mediofondo-mundial contaba con otras dos balas de calibre: con Silas Kiplagat, subcampeón mundial, y Nixon Chepseba, un joven con marcones a su edad. Lo que sucedió, primero con el desfondamiento de Kiprop en la penúltima vuelta -quizá lesionado-, y a los otros dos se describe como un hundimiento en toda regla. Kenia sólo pescó un séptimo puesto de Kiplagat. Casi ridículo vistas las últimas fechas del 1.500, una carrera donde las marcas no lo dicen todo.

La carrera arrancó con tirones. Chepseba y Belal Mansoor Alí (Bahrein), hombro con hombro, se pusieron a marcar el ritmo en la cabeza. Un primer 58.30 en el 400, para dejar en el marcador del paso por los 800 metros un 1:58.63. Todo sin novedas hasta que Chepseba, a falta de 600 metros, movió el avispero del mediofondo. Kiprop, con mala cara y peores piernas, fue el primero en pagar el pato. Y, como un ciclón, después del toque de campana que señala el pasó de la vuelta de la verdad, el readmitido Makhloufi aceleró bruscamente y con un ataque sostenido y en progresión puso mucha tierra de por medio respecto al resto. El estadounidense Leonel Manzano se marcó una recta de meta final en la que adelantó a cinco adversario para hacerse con la plata (3:34.79) y al marroquí Abdalaati Iguider se conformó con el bronce con 3:35.13. Deshonra para el 1.500 de Kenia. Y un ojalá del ganador: "Espero que esto sea el comienzo de una nueva era en 1.500 argelino".