La legislación de muchos países obliga a los responsables de páginas web a eliminar contenidos ofensivos o ilegales.
Para ello, se necesita contar con empleados que supervisen que nada de
lo publicado sea contrario a la ley, así como para comprobar las
denuncias que puedan realizar los usuarios. Cuando se trata de una
empresa como Google, esta labor se puede convertir en el peor trabajo de internet.
Al menos, eso es lo que podemos leer en el blog “ALT1040”, que cuenta la historia de un trabajador de una empresa contratada por el buscador de internet para detectar páginas con contenido ofensivo o ilegal y eliminarlas del buscador.
Durante un año, este hombre tuvo que visitar a diario el lado más oscuro y repugnante de internet.
El contacto continuo con imágenes de toda clase de violencia, como
suicidios, decapitaciones o, incluso, pornografía infantil le llevó a
necesitar asistencia psicológica. Su mente no era capaz de asimilar las escenas que veía.
Así, cuando le presentaban fotos normales, todo le parecía obsceno.
Una simple imagen de un padre y un hijo le parecía el comienzo de una
relación pedófila. Por ello, Google le proporcionó unas sesiones
iniciales de terapia y le sugirió que las siguiera por su cuenta.
Unos
meses después, cuando su contrato estaba a punto de finalizar y dado
que pertenecía a una empresa subcontratada, la compañía de Mountain View
decidió que este empleado no continuaría en su puesto de trabajo.
Fue el final de la pesadilla laboral de un trabajador que seguro que no se consideraba más feliz que los empleados de Facebook.