Se
acerca septiembre y con él los exámenes de repesca. Muchos estudiantes
empiezan a llenar las bibliotecas y algunos dedicarán la última noche
antes de la prueba a repasar o intentar memorizar los últimos datos.
Esta técnica tan extendida, la de sacrificar horas de sueño para ampliar el estudio, pude afectar negativamente a los resultados académicos. Así lo asegura un estudio de la Universidad de California (UCLA), publicado en la revista Child Development.
«Sacrificar el sueño por tiempo para estudiar es contraproducente» asegura Andrew J. Fuligni,
profesor de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento del Instituto de
Neurociencia y Comportamiento Humano Jane and Terry Semel en UCLA.
Según esta investigación, el éxito académico se basa en encontrar estrategias que eviten quitarle tiempo al sueño, como estudiar a diario, aprovechar el tiempo en la escuela de forma eficiente y sacrificar otras actividades menos importantes.
El
estudio se llevó a cabo durante 14 días en diferentes institutos de Los
Ángeles, en California. Un total de 535 estudiantes, de diferentes
etnias y clases socieconómicas, reportaron cuánto estudiaban, dormían y
si habían experimentado algunos de estos dos problemas académicos: no
comprendían algunas de las explicaciones de clase o suspendieron algún
examen, prueba o deberes.
Aunque
los investigadores esperaban que las horas extra de estudio que dejaban
sin dormir a los estudiantes provocaran problemas en el aprendizaje en
clase, se sorprendiendo al descubrir que influía negativamente en los
exámenes, lo opuesto a los que los estudiantes pretendían.
«Aunque
estas noches sin dormir puedan parecer necesarias, tienen un coste en
los resultados», advierte Fuligni, que matiza que los resultados del
estudio no sugieren que los adolescentes deban estudiar menos en
general, sino que aquellos que dejan de dormir tienen más probabilidades
de sufrir problemas académicos al día siguiente.