Irving Jahir Saladino Aranda, un colonense de 29 años y único medallista
olímpico de oro de Panamá, dio hoy tristeza en lugar de alegría a su
pueblo al ser eliminado de las olimpiadas de Londres por tres faltas
consecutivas.
La decepción fue extrema porque nadie nunca imaginó que pudiera quedar
fuera por foul, pero en especial porque con su despedida Panamá pierde
la única posibilidad de medalla que le quedaba al ser eliminado casi
todo su pequeño pelotón de ocho deportistas.
Lo más triste es
que perdió ante contendores con registros bien por debajo de sus peores
marcas, pues apenas tres o cuatro de ellos sobrepasaron muy ligeramente
la marca de 8.00 metros, lo cual teóricamente daba a Saladino un gran
margen de llevarse la de oro.
Panamá, que lo apoyó de todo
corazón, se quedó con los voladores y cohetones preparados y el silencio
se apoderó de Colón y el resto de las ciudades del país donde la gente
vivió con desbordante emoción la competencia de salto largo.
Lamentablemente la métrica le falló en los tres intentos al pasar la
punta de su zapatilla el borde blanco de la tablilla electrónica y
romper así corazones cuando el juez levantó la banderilla roja en
confirmación de la fatídica incorrección.
Saladino fue el
campeón en salto de longitud en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008,
segundo panameño en conseguir una medalla olímpica, 60 años después que
lo hiciera su compatriota Lloy LaBeach en 1948 precisamente en Londres,
en los 100 y 200 metros respectivamente.
Es también el primer
deportista masculino de América Central en ganar una medalla del más
alto quilate. Falló el Canguro, como le dicen sus amigos, pero su pueblo
lo sigue amando.