Estar o no estar, esa es la cuestión. Las políticas de privacidad, la peligrosa adicción a sus encantos y la irrealidad de las relaciones que se construyen allí son algunos de los motivos aludidos por aquellos que eligen no abrirse un perfil en la red. ¿Vos qué opinás?
"Te busco en Facebook". Esta es una frase que comenzó a imponerse al
momento de conocer a alguien y empezó a reemplazar al clásico "pasame tu
número". Todos y todo pareciera estar en Facebook: los amigos y amigas,
las invitaciones a eventos y cumpleaños, la difusión de causas sociales
y hasta los recuerdos y cierta memoria colectiva de la mano de fotos de
los encuentros y los registros que convierten el "asistirá" en
"asistió". Para quienes "están" en la red, a veces resulta impensado el
hecho de vivir sin una cuenta en Facebook. Pero, justamente, ¿qué hace
que algunas personas se abstengan de ingresar?
Aquellos que no
tienen una cuenta en esta red social aluden, por un lado, a cuestiones
vinculadas a su privacidad. Mientras Facebook creció de forma impensada y
recientemente alcanzó los mil millones de usuarios en todo el mundo,
siempre se escuchó un rumor acerca del supuesto manejo inadecuado de los
datos personales que se suben a la red.
Tal es así que hace un
tiempo se generó "Quit Facebook Day", una iniciativa que incitaba a
abandonar Facebook y cultivó miles de adeptos. En la página principal de
este grupo expresaban que "Facebook es atractivo, divertido y, con toda
franqueza, adictivo" e, incluso, lo comparan con lo dificultoso que es
dejar de fumar. Decían, además, que esta red da opciones acerca de cómo
administrar los datos, pero no son claras para los usuarios comunes y
agregan que "los efectos acumulados de lo que Facebook hace ahora no se
pueden reproducir bien a futuro".
Las redes sociales constituyen
nuevos modos masivos de comunicación. "Hoy es Facebook y mañana será
otro modo. Es estar 'en la onda', mostrar fotos, subir videos, hacer y
mostrar la vida de uno y, a veces, la intimidad sin velo, lo cual no es
bueno", reflexiona la psicoanalista Stella Maris Gulián. Así, algunas
personas desechan las invitaciones de sus conocidos para formar parte de
esta enorme red por cierta "irrealidad" de las relaciones que se
construyen a través de Facebook, que estimula a coleccionar decenas o
cientos de amigos, casi como trofeos.
Pablo Aristizábal, presidente y CEO de Competir
(una empresa dedicada a la creación de nuevas herramientas web
interactivas), comentó en una charla que la participación en redes
sociales le da a las personas la posibilidad de "existir" y le da cierta
"dignidad de lo humano" porque la persona, en este contexto, es -de
alguna manera- siempre protagonista y se encuentra todo el tiempo en el
centro de "su red".
En este sentido, el doctor Gustavo Bustamante, director general de la Fundación Fobia Club,
reflexiona que "hoy se 'googlea' todo y a todos, de ahí es que, para
que me encuentren, si me buscan debo 'estar'" y dice, además, que "lo
'light' de los encuentros a través de la red no conlleva a una
'existencia plena'".
Precisamente, Stella Maris Gulián dice: "No
sé si las relaciones o amores podrían ser considerados como
'verdaderos', ya que lo virtual permite mantener la distancia con el
otro, decir lo que frente a frente no se atreverían y hacer cosas que en
el verdadero encuentro no se da. Por eso, no siempre es 'real' lo que
se vincula en estos encuentros. Los amigos, como el amor, necesitan de
la presencia física del otro, ¿un amigo virtual es un amigo?".
La psicoanalista María Cristina Castillo, docente y supervisora en Centro Dos,
enfatiza que "las redes virtuales son eso, redes virtuales. Cada sujeto
construye sus vínculos como puede, ¿qué es lo real en una amistad? ¿Qué
es lo real en el enamoramiento? Los vínculos son una representación y,
como tal, aunque tengan al otro en frente, son absolutamente
subjetivos".
En la Web, casi como en la vida real, hay espacio
para todos. Para aquellos que quieren compartir sus experiencias a
través de la pantalla y para aquellos que prefieren otros modos de
comunicación.