Aumentaron los casos. El impacto del uso de smartphones cambia hábitos y genera dependencia.
Regresar en busca del celular cuando nos lo olvidamos al salir;
resistirnos a apagarlo en cines, teatros e incluso aviones; chequear el
mail o actualizaciones de redes sociales y acceder a información en
cualquier momento y lugar. Todas estas pequeñas situaciones cotidianas,
impensadas unos años atrás, nos demuestran cómo nuestra vida está
profundamente atravesada por el uso del celular, más específicamente del
smartphone.
Si bien todas las innovaciones tecnológicas tienen un correlato más o
menos evidente en el entorno social en el que se insertan, algunas son
mucho más evidentes y concretas para sus usuarios. Es el caso del
teléfono móvil, que se ha convertido en parte fundamental de nuestras
vidas, modificando algunas formas de trabajar, divertirnos, comunicarnos
o realizar transacciones; delineando nuevas normas para las relaciones y
los intercambios sociales.
En el marco de estas transformaciones,
aparecen nuevas obsesiones o fobias relacionadas con la necesidad de
estar conectado de forma constante e instantánea, como es el caso de la nomofobia.
Este término comenzó a utilizarse hace algunos años para hacer
referencia a la fobia a no tener el celular encima (proviene del inglés
“no mobile phone phobia”). El primer estudio sobre nomofobia, realizado
hace cuatro años en Inglaterra, reveló que el 53% de la población sufría
de esta condición. Recientemente, la consultora inglesa SecurEnvoy
reveló que esta cifra ha aumentado a 66% y no muestra signos de
disminución.
Si bien las estimaciones de la penetración de los smartphones
en latinoamerica varían dependiendo si se incluye o no a los socialphones
(teléfonos que incluyen aplicaciones para la socialización, pero no
tienen todas las funcionalidades de un smartphone), la realidad es que
la venta de estos equipos sigue creciendo a un ritmo superior al 100%
anual. De las terminales vendidas en la primera mitad del año, más del
80% fueron smartphones o bien socialphones. A su vez, analizando el
ciclo de vida de esta categoría, se observa que se encuentra en proceso
de crecimiento. Un dato que apoya esta observación: el 76% de las
personas que tienen un smartphone lo poseen por primera vez, es decir,
que es el primer celular de estas características al que tienen acceso.
La
dependencia hacia el teléfono celular en latinoamerica se observa
claramente en los resultados de algunos estudios: el 71% de los latinos que poseen un Smartphone afirman que no saldrían de sus
hogares sin el mismo (de acuerdo al estudio “Our Mobile Planet”
de Google). Por otro lado, el estudio “Mobile Life” realizado por TNS
Gallup a nivel mundial, indica que el celular es hoy el dispositivo
tecnológico con mayor nivel de posesión y, al mismo tiempo, con mayor
intención de compra, lo cual indica que quienes aún no lo poseen tienen
en mente comprarlo en el corto plazo y antes que otros aparatos
electrónicos y, además, que existe un alto recambio, producto de las
constante necesidad de actualización.
En cuanto al perfil de
poseedores de smartphones, lo que el informe de Mindshare revela es que
en nuestro país son más los hombres que las mujeres quienes poseen este
tipo de tecnología (60% hombres y 40% mujeres), y también los segmentos
más jóvenes (entre los 18 y 34 años concentran más del 50% de este tipo
de terminales).
Las diferencias por género y segmento etario
también se ven reflejadas en las actividades que realizan: el acceso a
redes sociales y chats es más habitual entre los jóvenes y las mujeres,
mientras que la búsqueda de información o consulta de mapas, guías, etc.
es una de las principales actividades realizadas por los hombres y los
más adultos.
Las actividades realizadas con mayor frecuencia son
el uso de aplicaciones: casi el 50% de los poseedores de smartphones las
utiliza a diario e incluso más de una vez por día, y el uso de
buscadores (el 30% de ellos los usa a diario). Los distintos estudios
consultados coinciden en que uno de los momentos de mayor uso del
smartphone son los traslados, especialmente durante la mañana en el
camino del hogar al trabajo, facultad, o hacia alguna otra actividad.
Sin embargo, el hogar y el trabajo también están entre los principales
lugares de uso, lo cual hace suponer que el smartphone no reemplaza a la
PC, sino que se complementa con la misma. La tendencia es claramente
hacia una conexión ininterrumpida las 24 horas, con la superposición de
diferentes dispositivos: al mismo tiempo que se está conectado desde la
PC en el hogar o en el trabajo, se está conectado también desde el
celular.
La tendencia a la adopción de smartphone se mantiene en
alza y se espera un crecimiento exponencial en el corto plazo. Pero más
allá del volumen de usuarios, lo que ya es evidente es que para los
mismos se ha convertido en parte integral de su vida cotidiana, un
dispositivo que concentra toda su información y se ha vuelto
indispensable.
Esta conexión instantánea y constante da lugar a
nuevos comportamientos, hábitos y formas de comunicación, en definitiva,
a un nuevo modo de vida que se presenta como dinámico y en constante
transformación.