El Gobierno de China ha dado a
conocer su decisión de no emplear el dólar estadounidense en sus
transacciones internacionales y utilizar su propia moneda, el yuan, y
convertirla en una divisa plenamente convertible.
Esta medida, adoptada por el Consejo de Estado chino y el nuevo primer ministro, Li Keqiang, ayuda a la regulación de la economía china por medio de tasas internas, mecanismo también empleado por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo (BCE).
Por otra parte, permite al yuan formar parte de la canasta del Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre cuya base se establecen los derechos de giro (Special Drawing Rights-SDR); esta situación facilitará al yuan tener la oportunidad de convertirse en una moneda de reserva mundial, y de esta manera, derrocar al dólar estadounidense.
Esta decisión permitirá intercambiar el yuan sin restricciones a la hora de comprar acciones o activos a empresas o personas chinas o extranjeras, y facilitará el flujo de capitales e inversiones desde y hacia China.
Cabe señalar que el pasado mes de marzo, dos de los gigantes económicos del mundo, Brasil y China, decidieron deshacerse del dólar estadounidense y realizar sus transanciones comerciales con otra divisa, a fin de asegurar sus intercambios sin verse afectados por las fluctuaciones de la moneda estadounidense.