La noticia de la fabricación de la pistola «Liberator»
con únicamente, plástico y una impresora 3D ha levantado el interés
sobre este tipo de tecnología. No es nada nuevo. La idea de impresión en
tres dimensiones fue patentada por Charles Chuck Hull en 1986 y llamada Estereolitografía. Fundó la empresa 3D Systems
que, actualmente, comercializa todo tipo de impresoras de esta
tecnología y el software necesario para la misma. En el siguiente
artículo se tratan de solventar algunas preguntas frecuentes sobre esta «revolución industrial», que ha llegado para quedarse.
¿Cómo funciona un impresora 3D?
Primero que nada hay que tener una idea de producto a
diseñar. Para ello, se utilizará un programa de modelado digital.
Existen varios programas, como Google Sketchup que es gratuito y ofrece herramientas sencillas para diseñar lo que se le ocurra en 3D. Wings 3D también es gratis y tiene un foro de usuarios donde suelen resolver dudas. También se puede encontrar Make Human,
un software especializado en figuras del cuerpo humano. Sin embargo, si
la persona no es experta en diseño, existen modelos ya diseñado es
sitios como Shapeways, Sculpteo
o Thingiverse. Sea cual sea el programa que utilice, este va a dividir
el objeto en secciones digitales para que la impresora se capaz de
imprimirlo capa a capa. Este archivo debe ser .STL (tipo estándar para
la estereolitografía), .CAD o . VRML.
¿Cómo un diseño se convierte en un modelo 3D?
En esta fase entre en acción la máquina. Hay numerosos
modelos, pequeñas o gigantes pero funcionan bajo el mismo concepto:
impresión capa por capa. Se conoce como proceso de fabricación por
«adición», en el que el objeto se va creando añadiendo material por
capas. Es decir, funciona al revés de muchas otras creaciones, en las
que se esculpe o se retiran partes de un material para el modelado de un
objeto.
Desde el ordenador se envía el diseño terminados a la
impresora y se elige el material preferido. La técnica puede varias, es
decir, algunas impresoras rocían el material, otras lo aplastan o lo
transfieren. Según explican en el portal tecnológico «Mashable», la
impresora MakerBot 2
recibe la señal de impresión y tira de un filamento de plástico a
través de un tubo, lo calienta y deposita a través de un orificio en la
placa de construcción. Después la impresora hace numerosas repeticiones
de «pasadas» (al igual que una impresora de inyección de tinta) sobre la
placa depositando capa sobre capa. Las capas son casi invisibles al ojo
humano ya que su grosor es de 0.1 milímetros, es por esto que el
proceso de producción suele tomar varias horas, dependiendo del objeto.
¿Qué materiales son utilizados?
Actualmente, se permiten muchos tipos de materias, como
goma, plástico, papel, poliuretano, metales como aluminio y más. Por
ejemplo, la impresora Objet Connex puede utilizar varios materiales y
crear objetos de plástico ABS, el mismo que se utilizó para la
fabricación de la pistola «Liberator». Debido a la variedad de
materiales, el abanico de cosas que se pueden «imprimir» en 3D es
inmenso. Por ejemplo, científicos de la Universidad de Cornell han podido crear
una oreja por medio de un molde en una impresora 3D. Nokia presentó en
el pasado MWC de Barcelona un «kit» para la fabricación de carcasas para
su móviles Lumia basada en esta tecnología y un arquitecto está
planeando construir todo un edificio con esta tecnología.
¿Qué es más costoso, comprar un arma o imprimirla?
Tomando como ejemplo, que la recién publicitada «Liberator» se creó en Estados Unidos, se podría decir que cuesta más (por ahora) fabricarla que comprarla. Por ejemplo, según la web Gundata.org, una pistola de 9 milímetros puede salir por unos 550 dólares. En el caso de Cody Wilson,
compró la impresora 3D a través de una subasta en eBay por 8.000
dólares. A esto se le debe sumar el costo de los cartuchos de materiales
que dependiendo de su naturaleza van desde los 50 dólares en una
impresora casera. En su caso, más costoso ha sido la fabricación.
¿Existe una regulación legal?
Tal como reseñaba ABC,
jurídicamente se abren cierta dudas y baches respecto a la utilización
de las impresoras 3D. En el caso de las armas estas, en teoría,
seguirían estando sometidas a las regulaciones sobre el uso de armas.
Sin embargo, existen dudas sobre la propiedad intelectual de algunos
diseños. ¿Es posible reproducir un mueble de Ikea sin pagar por sus
derechos? ¿Que pasa con las patentes? Si un usuario fabrica en su
domicilio dicho objeto patentado, estará vulnerando la patente, por lo
que dicha impresión será ilegal», aseguraban desde Abanlex
.
¿Existen las impresoras 3D caseras?
Actualmente, no sólo existen modelos industriales y de gran
tamaño, sino que se comercializan impresoras que se adaptan a los
hogares. Por ejemplo, la empresa española EntresD presentó hace pocos días dos modelos,
«Up! Mini» y «Up! Plus», concebidas para profesionales de la
arquitectura, el diseño, la ciencia o la docencia, pero también
destinadas para el ocio. Sus precios, 700 y 1.100 euros,
respectivamente.