Según esta investigación, los niños que están expuestos al habla cuando permanecen en la unidad de cuidados intensivos (UCI), tienden a obtener mejores puntajes en las pruebas de desarrollo a las que son sometidos durante su vida.
“Desde luego, esta es una intervención extraordinaria, fácil de implementar y económica”, subrayó Betty Vohr, de la escuela de medicina Warren Alpert de la Universidad Brown de Estados Unidos.
Vohr, junto a sus compañeros, descubrió que un bebé está expuesto a la voz de su madre cuando aún permanece en el útero, pero en cambio, en la UCI solo está entre ruidos de monitores y máquinas.
Los autores del estudio analizaron a 36 bebés, con estabilidad médica, pero que nacieron antes de las 32 semanas de embarazo y estaban siendo atendidos en la UCI.
En general, tras diversas pruebas, los investigadores comprendieron que una mayor exposición de los niños a las charlas de los adultos en estas unidades hacía que obtuvieran una mayor puntuación en el lenguaje en posteriores exámenes.