Una polémica exposición al aire libre en la capital noruega ha sido apodada por la prensa local como 'zoológico humano'. Recrea con toda autenticidad una muestra etnográfica secular, donde los aborígenes africanos fueron colocados en jaulas.
Los autores del proyecto artístico con cierto tinte racista, Mohamed Ali Fadlabi y Lars Kuzner, no descartan haber presentado la "evolución" del propio racismo y no propiamente divertir al público con los métodos que se practicaban a comienzos del siglo XX.
La 'aldea congolesa' original fue habitada durante cinco meses en 1914 por unas 80 personas llevadas a Oslo a propósito desde África. Aquel espectáculo coincidió con la celebración del centenario de la carta de autodeterminación de Noruega y precisamente ahora el país va a festejar el bicentenario del mismo evento histórico.
Hace un siglo, Noruega contaba con poco más de dos millones de habitantes, pero el 'zoológico humano' atrajo a casi 1,4 millones de visitantes que estaban ansiosos de echar un vistazo a los africanos tradicionalmente vestidos, en su hábitat tradicional, entre chozas con los techos de palma y preparando su comida de fabricación artesana.
En esta nueva ocasión la participación en la vida del pueblo africano es voluntaria. Los autores se atrevieron a una convocatoria pública internacional y aún desconocen cuánta gente aceptará habitar las chozas.
Nanna Melland, una mujer noruega, estaba entre los primeros que se ofrecieron a ser residentes del 'pueblo'. Decidió participar en el espectáculo como una exponente porque quería conocer cómo se vive en chozas "primitivas", según explicó ella misma a los medios de comunicación locales. Sin embargo, todavía está insegura sobre los aspectos prácticos de la vida rural al estilo africano.
"No sé si lograré quedarme aquí cuando llueva”, admitió. "¿Y dónde voy a cocinar mi comida? ¿Dónde conseguiré el agua y adónde iré a buscar los servicios? Es todo muy primitivo aquí".
El proyecto cuenta con el apoyo financiero de un organismo gubernamental: Arte Pública Noruega (o KORO), que es la administración de objetos de arte para lugares públicos. Según señalaron sus dirigentes, la exposición "destaca los temas relevantes acerca del racismo, el antirracismo, la conceptualización y el dominio cultural".
"La reconstrucción (de la exposición de 1914) puede ser considerada como un monumento a la pérdida colectiva de la memoria acerca de una parte vergonzosa de nuestra historia y una plataforma para la discusión sobre un acontecimiento histórico contrastante con la Noruega de hoy", añadió KORO en su página web oficial.
No todos los noruegos han compartido la admiración ante un proyecto que conmemora algo "vergonzoso" de la historia, y no solo nacional, sino europea. Algunos expresan su desaprobación en las redes. Pero especialmente indignados quedan los belgas, porque los organizadores de esta evocación 'artística' se atrevieron a colgar la bandera de Bélgica sobre una de las chozas, marcando la pertinencia de la aldea 'congolesa' a su antigua metrópoli.
La 'aldea congolesa' original fue habitada durante cinco meses en 1914 por unas 80 personas llevadas a Oslo a propósito desde África. Aquel espectáculo coincidió con la celebración del centenario de la carta de autodeterminación de Noruega y precisamente ahora el país va a festejar el bicentenario del mismo evento histórico.
Hace un siglo, Noruega contaba con poco más de dos millones de habitantes, pero el 'zoológico humano' atrajo a casi 1,4 millones de visitantes que estaban ansiosos de echar un vistazo a los africanos tradicionalmente vestidos, en su hábitat tradicional, entre chozas con los techos de palma y preparando su comida de fabricación artesana.
En esta nueva ocasión la participación en la vida del pueblo africano es voluntaria. Los autores se atrevieron a una convocatoria pública internacional y aún desconocen cuánta gente aceptará habitar las chozas.
Nanna Melland, una mujer noruega, estaba entre los primeros que se ofrecieron a ser residentes del 'pueblo'. Decidió participar en el espectáculo como una exponente porque quería conocer cómo se vive en chozas "primitivas", según explicó ella misma a los medios de comunicación locales. Sin embargo, todavía está insegura sobre los aspectos prácticos de la vida rural al estilo africano.
"No sé si lograré quedarme aquí cuando llueva”, admitió. "¿Y dónde voy a cocinar mi comida? ¿Dónde conseguiré el agua y adónde iré a buscar los servicios? Es todo muy primitivo aquí".
El proyecto cuenta con el apoyo financiero de un organismo gubernamental: Arte Pública Noruega (o KORO), que es la administración de objetos de arte para lugares públicos. Según señalaron sus dirigentes, la exposición "destaca los temas relevantes acerca del racismo, el antirracismo, la conceptualización y el dominio cultural".
"La reconstrucción (de la exposición de 1914) puede ser considerada como un monumento a la pérdida colectiva de la memoria acerca de una parte vergonzosa de nuestra historia y una plataforma para la discusión sobre un acontecimiento histórico contrastante con la Noruega de hoy", añadió KORO en su página web oficial.
No todos los noruegos han compartido la admiración ante un proyecto que conmemora algo "vergonzoso" de la historia, y no solo nacional, sino europea. Algunos expresan su desaprobación en las redes. Pero especialmente indignados quedan los belgas, porque los organizadores de esta evocación 'artística' se atrevieron a colgar la bandera de Bélgica sobre una de las chozas, marcando la pertinencia de la aldea 'congolesa' a su antigua metrópoli.