Los llamados «remedios de la abuela» pueden ser un arma de doble filo si no se aplican correctamente.
Seguro que con bastante frecuencia has escuchado hablar de la eficacia de los llamados «remedios de la abuela»,
esos cuidados naturales cuyos resultados llegan a superar en muchas
ocasiones a los obtenidos por la cosmética profesional y que, para más
inri, podemos elaborar fácilmente en casa o
adquirir en cualquier herbolario. Es cierto. Hay tantos remedios
naturales como ingredientes en el mercado, y su correcto uso podría
asegurarnos una apariencia perfecta si conocemos las indicaciones de
cada componente y la manera de aplicarlo.
Encontrar ejemplos de estos remedios es sencillo. Basta con «googlear» el problema estético que queramos resolver para que cientos de soluciones naturales invadan nuestra pantalla. Pero, cuidado, porque internet está lleno de falsos trucos que
no solo no nos aportarán los resultados esperados, sino que incluso
podrían empeorar nuestro problema haciéndonos gastar inútilmente tiempo y
dinero. ABC ha consultado a un naturópata y una dermatóloga
para saber cuáles son las mayores mentiras de la red en este sentido, y
estos son algunos de los falsos mitos que nos han contado:
- El aloe vera, milagroso:
Aunque está presente en multitud de cosméticos, es bastante frecuente
encontrar recomendaciones sobre la aplicación directa de esta planta con
el fin de obtener mejores resultados utilizando el jugo de aloe 100%
natural. No obstante, es imprescindible conocer con exactitud las
propiedades de esta planta y en qué casos debemos aplicarla. El
naturópata Miguel Crespo
señala que el aloe vera es un recuperador de la piel que debe emplearse
con control, ya que «si no está suficientemente limpio puede ser
perjudicial».
Además,
recomienda diluirlo en agua y no frotar la hoja directamente sobre la
piel. Crespo nos advierte, además, de que no debemos tomar el aloe vera
como un producto milagro dado que, aplicado para atajar ciertos
problemas podría dar como resultado el efecto contrario.
Magdalena de Troya,
dermatóloga, indica que la planta de aloe vera «tiene un material
irritante que se emplea, incluso, para quemar verrugas debido a su
efecto cáustico». «En poca proporción -dice Miguel Crespo- el aloe vera
es bueno para problemas como el acné, pero si lo utilizamos como
tratamiento podemos incluso aumentarlo, pues conseguiremos enquistarlo».
- Cítricos para mejorar el tono de la piel y eliminar marcas:
Frotar un limón por nuestro rostro es, según varias páginas web, «mano
de santo» para acabar con las marcas del rostro y eliminar el acné. «Es
una locura -advierte Crespo-, otra cosa es diluir un poco de zumo de
limón en agua y aplicarlo con un algodón». Por su parte, Magdalena de
Troya considera que «hay personas cuya piel puede irritarse de manera
considerable si utilizan un limón a secas en lugar de emplear cremas o
lociones con cítricos para acabar con el efecto puro del producto».
- No te exfolies con sal:
Se habla en muchas ocasiones de la sal como excelente exfoliante
natural, pero la utilización de este producto puede ser ciertamente
peligrosa. Según indica Miguel Crespo, «hemos comprobado que exfoliar
con sal causa pequeñas heridas en la piel, por lo que se trata de un producto excesivamente agresivo. Podemos utilizar otros elementos, como el café molido, para realizar la misma función».
- Aceite de almendras, «para todo»:
Elimina las estrías, hidrata la piel y puede utilizarse a modo de
mascarilla para el cabello. Miguel Crespo recalca la importancia de
consultar con un especialista que nos ayude a conocer los tipos de aceite utilizados
en el mercado así como el problema para el que están indicados. «No
puede utilizarse este aceite a modo de comodín, pues a personas con
pieles grasas y pieles muy finas puede no resultarles útil. Pueden
encontrarse en el mercado otros productos, como el aceite de argán para
el pelo y las uñas, el aceite de jojoba para el acné...».
- Cubitos de hielo para el rostro:
No es cierto, según el naturópata Miguel Crespo, que el frío extremo
esté recomendado para la piel y que la deje más tersa y sana. «Nunca
debe abusarse del calor, ni tampoco del frío. Debemos comenzar
lavándonos la cara con agua templada y terminar con una temperatura
normal. Esto nos dejará la piel perfecta, pero lo de utilizar el frío
extremo es perjudicial para nuestra piel porque la irritará y minimizará
el efecto de los productos».
-Tomate para mejorar la apariencia:
Otra locura, según el naturópata, que puede salirnos cara. «El tomate
tiene un alto nivel de ácido y puede causar una reacción agresiva en la
piel. He visto remedios en los que se recomienda frotar el tomate por el
rostro y no es una solución recomendable. Si
queremos aprovechar las propiedades de este alimento siempre debemos
elaborar una mezcla con yogur, nata... otros ingredientes que reduzcan
la acidez del producto».
Ambos
expertos llegan a la conclusión de que en ningún caso debe aplicarse un
producto natural antes de hablar con un especialista y conocer las
propiedades del producto. Además, coinciden en que no sería correcto reemplazar ciertos productos cosméticos por
ingredientes naturales, dado que, según Magadalena de Troya, «los
laboratorios investigan constantemente para aportar una cosmeticidad
mayor a los productos, aumentar su tolerancia y controlar su
concentración para que nunca sea excesiva. Esto no quiere decir que no
los recomendemos, pues los dermatólogos también utilizamos el aceite de
oliva, por ejemplo, en el caso de las pieles atópicas, cuando echar un
chorro de aceite de oliva en el baño puede ser una solución muy acertada
para esa persona y en esa circunstancia».
Por su parte, Miguel Crespo señala «la cantidad información errónea en el mercado.
No puede confiarse siempre en internet cuando laboratorios como el
nuestro realizan miles de pruebas con cada ingrediente». Asimismo y
aunque consultemos a un experto, Crespo destaca la necesidad de prestar
atención a aquellos productos adquiridos en centros comerciales. «Nunca
va a ser lo mismo un aceite de rosa de mosqueta de 20 euros que uno de
4, y eso indica la calidad del mismo. Hay productos que no pueden abaratarse aunque quieras
y, en muchos casos, caemos en el engaño de creer que estamos utilizando
un ingrediente cuando no es cierto. Acudir a especialistas es siempre
la decisión correcta».