viernes, abril 27, 2012

El tesoro que no lograron encontrar los nazis

Dos premios Nobel, los físicos Max von Laue y James Franck, con ayuda Niels Bohr, ocultaron sus medallas de este régimen de una forma sorprendente... ¡Conoce su astucia!

 Mientras los nazis estuvieron al frente de Alemania hubo varias restricciones y los ciudadanos tenían que acatar las leyes instauradas por el régimen de Hitler; entre las tantas prohibiciones que existían, se encontraba una relacionada con el oro directamente: en esas épocas exportar oro era un delito.

En este contexto, unos premios nobel de Alemania tuvieron que hacer lo imposible para que no les fueran arrebatas sus medallas, pues durante el régimen nazi, se cometían infinidad de atropellos.

De acuerdo con lo publicado en historiasdelahistoria.com, los alemanes Max von Laue y James Franck recibieron el premio Nobel de Física en 1914 y 1925, respectivamente.
Von Laue era un reconocido opositor del nazismo y Franck era judío; así que, ante la posibilidad de que las medallas de oro del premio Nobel llegasen a manos de los nazis, las enviaron al laboratorio de Niels Bohr (premio Nobel de Física en 1922) en Copenhague, para que las guardase hasta que terminase la guerra.


Lamentablemente, en 1940 los nazis invadieron Dinamarca. Niels Bohr sabía que recibiría una "visita" de los nazis ya que su laboratorio se había convertido en un refugio para los físicos judíos. Además, si encontraban las medallas de Max von Laue y James Franck, al estar grabados sus nombres en ellas, serían acusados de sacar oro de Alemania. 

Debía esconderlas... ¿Dónde? La primera opción fue enterrarlas pero la desechó, por lo que al final, con la ayuda del químico húngaro George de Hevesy (premio Nobel de Química en 1943), decidieron disolverlas. 


Tampoco era fácil, pues uno de los pocos reactivos capaces de disolver el oro y el platino es el agua regia (solución altamente corrosiva, de color amarillo, formada por la mezcla de ácido nítrico concentrado y ácido clorhídrico concentrado generalmente en la proporción de una en tres partes). 

Así lo hicieron y cuando llegaron los nazis, para registrar el laboratorio, las medallas estaban disueltas en una probeta... Es decir, las tuvieron frente a ellos. 


Hevesy se vio obligado a huir a Estocolmo en 1943; cuando la guerra terminó, regresó a su laboratorio y encontró la probeta en la estantería, donde la había dejado. Entonces recuperó el oro y lo envió a la Academia Sueca.

El Comité del Premio Nobel volvió a fundir nuevas medallas, con el oro original, y se las entregó a sus legítimos propietarios. 


La medalla del Nobel de Niels Bohr, se había subastado el 12 de marzo de 1940 para recaudar dinero para el Finnish Relief (Alivio Finés). 

La oferta ganadora fue anónima, pero más tarde, el Sr. Anónimo entregó la medalla de Bohr al Museo Histórico de Fredriksborg danés, donde se puede ver hoy en día.