En el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se
encuentra un gigantesco agujero negro cuya masa es cuatro millones de
veces la del Sol. Allí, en el reino de este coloso, llamado Sagitario A,
existen numerosas estrellas. Tantas que los astrónomos calculan que por
lo menos una se precipita en el pozo cósmico cada 100.000 años. Ahora,
un equipo internacional de investigadores en el que participa el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto la estrella más próxima al agujero. Está tan cerca que tarda solo 11,5 años en completar su órbita alrededor del mismo.
Los telescopios del observatorio W.M. Keck en Hawai observan el centro de la galaxia |
La nueva estrella, denominada S0-102,
ha arrebatado el récord de cercanía a la única que se conocía en ese
particular vecindario, la S0-2, que tarda en completar una órbita 16,2
años. «Gracias a este nuevo hallazgo, no solo conocemos dos estrellas
con órbitas muy próximas a Sagitario A, sino que además podremos
comprobar la teoría de la Relatividad General bajo condiciones de
gravedad extremas», asegura Rainer Schödel, investigador en el Instituto
de Astrofísica de Andalucía (CSIC) y que ha participado en el estudio
que publica la revista «Science». Miles de estrellas orbitan el agujero negro y la mayoría tienen órbitas de 60 años o más.
La detección de la estrella ha sido posible gracias a un archivo de imágenes de alta resolución obtenidas por el observatorio W. M. Keck
en el volcán Mauna Kea en Hawai a lo largo de los últimos 17 años y a
un nuevo método de análisis de imagen desarrollado por Schödel que
permite detectar estrellas que antes resultaban demasiado débiles y
pasaban inadvertidas.
La Relatividad General sugiere que la geometría del espacio-tiempo no es rígida, sino que se «curva» ante la presencia de materia.
Esta curvatura es la causante de los efectos gravitatorios que rigen el
movimiento de los cuerpos, tanto el de los planetas alrededor del Sol
como el de los cúmulos de galaxias. Los astrónomos consideran que los
agujeros negros supermasivos constituyen un entorno idóneo para
verificar este efecto.
Atracción gravitatoria
Los agujeros negros tienen una densidad tan alta que nada puede escapar de su atracción gravitatoria, ni siquiera la luz. No pueden ser vistos directamente,
pero su influencia en las estrellas cercanas supone su firma. Las
estrellas S0-2 y S0-102 dibujan órbitas elípticas alrededor de Sagitario
A, de modo que cada cierto tiempo se hallan excepcionalmente próximas
al agujero negro (S0-2, que es 15 veces más brillante que S0-102, pasará
a través de su aproximación más cercana al agujero negro en 2018).
Entonces, su movimiento se ve afectado por la intensa curvatura del
espacio-tiempo producida por Sagitario A, lo que causa, entre otros
efectos, que su órbita no termine por cerrarse, sino que trace una
elipse abierta.
Medir con precisión los efectos de la gravedad con una sola
estrella no era posible, pero este nuevo tango entre dos ayudará a
conocerlos. «Hoy en día, Einstein está en cada iPhone,
ya que el sistema GPS no funcionaría sin su teoría -explica Leo Meyer,
autor principal del estudio-; lo que queremos saber es, ¿su teléfono
también funcionaría tan cerca de un agujero negro? La estrella recién descubierta nos pone en condiciones de responder a esta pregunta en el futuro».