La orientación horizontal de la falla tectónica evitó la formación de un tsunami devastador tras el seísmo de magnitud 8,7 que este miércoles golpeó frente a las costas de Indonesia, explicaron expertos en los medios australianos.
El profesor Mike Sandiford,
de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Melbourne,
indicó a la televisión australiana que este tipo de fallas, conocidas
como «de desgarre» o «en dirección», no suelen provocar tsunamis
severos. [Pincha aquí para ver la galería de imágenes de las escenas vividas tras los temblores]
El
movimiento horizontal de esta falla no desplaza grandes cantidades de
tierra y rocas, a diferencia de las fallas verticales, responsables de
los devastadores tsunamis del año pasado en Japón o de 2004 en
Indonesia.
Dos alertas de tsunamis en 28 países bañados por el Océano Índico
Su
epicentro se situó a unos 300 kilómetros del terremoto que en diciembre
de 2004 generó un devastador tsunami y mató a unas 230.000 personas de
una docena de países del Índico.
Sin embargo, en este caso los tsunamis de escasos centímetros no provocaron víctimas ni daños importantes en países como Tailandia, Indonesia, Malasia, India o Sri Lanka, donde el pánico desató precipitadas evacuaciones.
Paul Early,
del Servicio Geológico de Estados Unidos, señaló que el epicentro del
terremoto, alejado de la tierra firme, y la orientación de la falla
salvaron a la región de revivir el desastre ocurrido hace ocho años.
«Somos
también afortunados porque este terremoto era de tipo horizontal, menos
propenso a causar los potentes tsunamis ocurridos anteriormente»,
precisó Early.
«Este terremoto era de tipo horizontal, menos propenso a potentes tsunamis»
«Mientras
que el sistema de tsunamis funciona correctamente, tiene sus
limitaciones y puede haber un buen número de falsas alarmas con
terremotos potentes. Es mejor que nada, pero todavía hay mucho que
mejorar», indicó Huilin Xing, de la universidad australiana de
Queensland.
El archipiélago indonesio se asienta sobre el denominado «Anillo de fuego del Pacífico», una zona de intensa actividad sísmica y volcánica que padece unos 7.000 terremotos al año, la mayoría de carácter moderado.